sábado, 15 de marzo de 2008

Segunda llamada

Anoche fue el ensayo general. A diferencia de que en la procesión no iría el grupo teatral, por decirlo de algún modo, sino sólo los lectores y el pueblo que siempre acompaña y canta en, y durante las procesiones. Son señoras devotas, almas cándidas que se entregan religiosamente a los servicios de la parroquia, y señores que, con excesiva mala gana acompañan a sus esposas en ese verdadero calvario. Para ellos su auténtico Vía Crucis comenzó el viernes ocho de febrero, primer Viernes de Cuaresma, día en que las procesiones se vuelven sucesivas e interminables. Con la escasa y rara excepción de algunos hombres que sí acompañan a sus esposas, porque están convencidos de que tal o cual pasaje bíblico es circular o cuadrado y no admite corrección ni una interpretación diferente a la que cura pronuncia.
Los puntos geográficos de cada Estación y los lectores ya estaban distribuidos. Por mi parte leí la I Estación: Jesús es condenado a muerte. Leí más despacio de lo que acostumbro, para que mentalmente la gente me siga y no se pierda. Más adelante, antes de la siguiente Estación, la niña Rina se me acerca y me dice:
-- Bien bonito leyó, hermano. Verdad hermana Gladis.
Me trata de hermano, como si yo asistiera a reuniones de la iglesia y tuviéramos puntos teológicos en común, cosa que me sombra. Agradecí su deferencia y continuamos el recorrido hasta terminar la procesión.

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