martes, 30 de diciembre de 2008

Reino de perdición

Cuando Satán toca con la pesada aldaba las puertas del Cielo, al abrirle San Pedro se da cuenta que hay una luz cegadora (blanca como la leche, al igual que en Ensayo sobre la ceguera), que lo deja ciego hasta en los Infiernos. Por eso decide regresar a sus Antros y no volver jamás a ese reino (para él) de perdición.
Sorda ceguera. Fotografía: Felipe Vergara

Obituario

Obituary panel (Heraklion cementery)
Fotografía: Xosé Castro


Harold Pinter ha muerto. El Premio Nobel de Literatura correspondiente al año 2005, falleció este miércoles en la víspera de Navidad, producto de un cáncer* que lo aquejaba desde hacía varios años. Nació el 10 de octubre de 1930 y era hijo de un satre judío. Fue actor y director teatral y también un crítico acérrimo a las políticas internacionales y de su país. Criticó severamente la guerra e invasión, por parte de Estados Unidos a Iraq y al Reino Unido por ser fiel a la Administración estadounidense. Del país norteamericano había dicho que era un país "dirigido por una pandilla de delincuentes." y de Tony Blair, ministro británico, que era un "criminal de guerra."

"The birhhday party" (La fiesta de cumpleaños) y "The homecoming" (El regreso a casa) son una muestra de las treinta y pico de obras que el poeta, actor, guionista y activista político deja a la humanidad.


* Los dos periódicos de mayor circulación en el país no se ponen de acuerdo; mientras uno dice que murió de cáncer en el higado, el otro, que fue de cáncer en el esófago.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Esperanzas del año que viene

El año va, como como el Titanic, de pique; tiene sus horas en la cuenta regresiva y ojalá , el siguiente, nos depare uno colmado de bondades, amén de la recesión norteamericana y global que por ahora nos apabulla.
Ojalá que el siguiente sea benigno y lleno de bendiciones.

The Pantocrator.

Fotografía: Patrick Costello

domingo, 28 de diciembre de 2008

Las fiestas, a la cresta

Antiguo Cuscatlán. Fotografía: Carlos E. Cáder
Este día las fiestas patronales han llegado a la cresta. Por la mañana ha habido misa en honor a los Santos Niños Inocentes; hoy por la tarde, la procesión y durante la noche habrá quema de pólvora. La famosa calle Cuzcatlán Poniente, dentro de poco estará que ninguna alma cabrá, porque todo mundo quiere ver el espectáculo de los fuegos artificiales, que ya de por sí, tienen su prestigio ganado. Toritos pintos, luces de colores, cohetes de vara, castillos,...
Pienso que, con cada petardo surcando los aires, a las fiestas les quita un poco de su efímera vida, que la gente ha esperado tanto.

sábado, 27 de diciembre de 2008

El loco y el mundo

Es el hombre quien vuelve loco al mundo y no al revés; es más, cuando el facultativo dianostica a un nuevo enfermo mental el mundo se entristece.
El loco y el santo (2). Fotografía: Memo Vásquez

Desvivirse por vivir


La gente se desvive por espulgarle la vida a los demás; yo, por el contrario, me desvivo por vivir mi vida.
Chisme.
Fotografía: Joan Guerrero

Minúscula procesión

Santa Juana de Cuza 113. Fotografía: Nico Romano Cruz


Santa Juana recién ha entrado en la parroquia. Su ingreso está precedido de una pequeña procesión que inicia desde el domicilio de la niña Luz Ayala y continúa por toda la calle Cuzcatlán Poniente hasta llegar a la efigie del indio Atlacatl y luego el retorno sobre la misma. Mamá Luz ofrece horchata, emparedados y porciones de marquesote. Un ruido de petardos ensordece el cielo, la atmósfera se preña de humo y las palomas domésticas vuelan asustadas ante el estruendo.


Cuatro mujeres, a duras penas cargan las andas en la que Santa Juana, como reina desfila en su carroza.

¡Que siga la fiesta!

Sin título. Fotografía: Miguel Servellón


Hoy es la entrada de Los Santos Niños Inocentes: desde el monumento de Atalcatl, que es donde inicia la calle Cuzcatlán Poniente hasta llegar al umbral de la iglesia e instalarlos en el salón parroquial. Hoy también es el baile de gala y en él orquestas reconocidas moverán de pies a cabeza a los asistentes. Soberano ruido que nos arrebatará de los brazos de Morfeo.


Anoche los bafles no fueron muy potentes en su inteción de quitarme el sueño, pero aún así, era quizá, un molesto zancudo en mi oído; entonces con todo y todo, decidí terminar de leer la primera parte de la novela Jud el oscuro, de Thomas Hardy. Al menos contrarresté el molesto ruido de la fiesta.

viernes, 26 de diciembre de 2008

La fiesta continúa


Fiesta de maniquíes. Fotografía:Breixo Pazos


El desvelo obligado. Hoy habrá un carnaval que patrocinará la juventud de un partido político de cuyo nombre no quiero acordarme... y mientras tanto la gente que nada tiene qué ver sufrirá las consecuencias. En este momento los políticos se deshacen en atenciones con el electorado: reparten comida a los indigentes, tarjetas navideñas en los centros comerciales o en el domicilio de los contribuyentes, calendarios, cuadernos o cualquier objeto que represente un atractivo para las persona en edad de votar. Hoy por hoy valemos más o igual que una pepita de oro, pero esperen luego, después de las eleciones. Para ellos somos un producto desechable, un objeto sin valor.
Bueno, el desvelo, digo, será obligado, con esa música esperpéntica que a los jóvenes gusta.


Festín sin sobresaltos

¡Ya llegué! Fotografía: Alicia Moya-Sánchez


La horas llegan lentas, la tarde también. Hoy que estaba almorzando en el trapatio poblado de vegetación, unos cuantos sanates me observaban desde lo alto de las ramas en espera de mis dadivosas sobras. Caminé unos cinco o seis pasos y luego los desandé, alejándome del promontorio de comida. Uno por uno, volando, se trasladó a ramas más cercanas a los alimentos y luego planeaban y caían, justamente en el lugar exacto. Daban un picotazo y me observaban cautelosos, no fuera a ser que en un movimiento malvado, yo quisiera hacerles daño. Yo me retiré para que su festín no tuviera sobresaltos.

La mancha en el espejo

El enigmático espejo. Fotografía: Gloria Zelaya


Al pasar corriendo frente al espejo se dio cuenta de que su alma estaba manchada (y el espejo también): acababa de asesinar, a puñalada limpia, a su propia madre.

La caída


Los dioses se exaltan de tanto vino ingerido y, sobre la pendiente ruedan sus cuerpos alcoholizados tornándose humanos.
Dioses. Fotografía: Jorge C.

jueves, 25 de diciembre de 2008

El PDD

Fiesta del Pilar. Fotografía: Antonio Goya


Después de cuarenta y tantos años de existencia no he logrado (por voluntad propia) afiliarme al PDD (Partido del Desvelo), aquél que cada veinticuatro de diciembre decide dilatar el momento de irse a la cama por quedarse escanciando las copas o con el pretexto de visitar a un pariente se lanzan a la conquista o sólo por el simple hecho seguir la costumbre de cenar en la Nochebuena. Bueno, odio el desvelo porque no adoro para nada estar el siguiente día con esa cara de sueño rezagado o de pocos amigos y con ojeras de tecolote.


* * *


La ciudad ha estado desierta. No ha sido sino hasta como a eso de las cuatro de la tarde, que todo mundo ha salido de sus casas y los autos, ya a las seis, han circulado por las calles como hormigas locas como si fuese día laboral. Es Navidad y luego se nos avecina la fiesta de Los Santos Niños Inocentes, patronos de la ciudad... otros días de juerga, que se adicionan a la Navidad.

La letra en la llaga (II)

La crítica es la mejor medicina contra el poder, pero éste se niega a tomarlo, porque cree ver en sus crueles palabras un laxante que le dejará el estómago vacío, incluso, sin vísceras.



Madrid - Real Academia de Medicina. Fotografía: Alejandro Blanco

La letra en la llaga


Si al poder le molestan la críticas, la pluma seguirá poniendo la letra en la llaga hasta que a aquél, por fin, algún día se quede solo y muera de aburrimiento.
Soledad. Fotografía: Marco Antonio Figueroa

miércoles, 24 de diciembre de 2008

martes, 23 de diciembre de 2008

Consortes






¿Qué son el Tiempo y la Muerte? Marido y mujer, cuyos esponsales ofició Dios.
Reloj de arena. Fotografía: Luis Mata

lunes, 22 de diciembre de 2008

La fonda de don Damián (III)


El rincón de los borrachos. Fotografía: José Muñoz González


SEGUNDO ACTO

PRIMERA ESCENA


La misma fonda. Don Satán vuelve con dos vasos de refresco, ambos de color rojo. Está frente a Félix y Fernando. Vestido de rojo y negra la cara. Ya trae los cuernos, pero los comensales no pueden vérselos.

DON SATÁN. (Sirviéndoles los refresco) Lo siento muchachos, pero la bebida de su predilección se ha agotado. Sólo me ha quedado este vino tinto importado desde las propias cavernas del Infierno.

Ambos lo prueban y lo escupen, porque tiene un sabor que escuece el paladar.

FERNANDO. ¿Y esto qué es?
FÉLIX. Sí, ¿qué es?
DON SATÁN. Es la receta favorita de la casa: vino tinto con chile jalapeño.
FÉLIX. Es una ofensa a mi paladar.
FERNANDO. ¿ Y la carne asada?
DON SATÁN. Tanto tuve que corretear al buey, que ni cansado pude atraerlo a la parrilla. Así que, simplemente, no hay carne asada. !Ah!, me olvidaba comentarles que el maldito, perdón, bendito ventilador se descompuso; así que también, en este lugar, no hay ventilación.

Molestos.

FÉLIX. ¿Qué fonda ni qué nada? Vámonos, Fernando.
FERNANDO. Esta fonda nada bueno para el paladar tiene.
Don Satán se queda solo, pero feliz. Se nota en su rostro sonriente. Se encamina hacia dónde está el rótulo y lo cambia por otro. Ahora se lee: LA FONDA DE DON SATÁN. Regresa hacia la mesa. Se sienta. Toma sorbo a sorbo el "Vino tinto endiablado", que así es como se llama la bebida. Monologa.

DON SATÁN. Estoy como yo quería, con mi legión de angelitos.

Al instante se aparece una legión de angelitos de Dios.

DON SATÁN. (Molesto) No, no, a ustedes no los he llamado. Si dije "mi legión de angelitos", me refería a los de mi papá.

Los angelitos de Dios salen en desbandada. Uno de ellos se cae, pero se levanta y se va.

DON SATÁN. !Qué Navidad ni qué nada! Molesta Navidad, diría yo. Soy el que pone los regalos en las vitrinas de los almacenes, tentándolos a que derrochen su sueldo y su aguinaldo. Soy el que pongo de mal humor a los jefes por el aguinaldo que les darán; ustedes saben que eso representa un buen gasto para sus empresas y ellos sólo piensan en sus utilidades, nada de repartición. Algunas veces, en mi reino me han llamado "negrero", pero es un calificativo injusto y al que no tienen justificación para etiquetarme así. Sólo fíjense: No les pago horas extras; les pago en colones, pero gastan en dólares; tiene derecho a dos días de vacaciones después de diez años de labor; los días de asueto los trabajan y no les asiste el derecho de reclamo; tengo la obligación de descontarles renta, AFP, seguro social, pero no estoy obligado a hacer los pagos por las retenciones efectuadas. Y esto lo hago no por robarles, sino porque la austeridad me tiene bien amolado. El fisco hay que se arregle con Dios; de todas maneras Él es bien buena gente. Por todo esto creo que no tengo derecho a ponerme la camiseta de "negrero." Si los diablejos hasta me han querido montar un sindicato y manifestaciones callejeras, pero como mis amantes son infiltradas y espías mías he logrado desbaratar a la chusma organizada. Por eso digo, que administrar personal no es cosa sencilla.

Finalizada su verborrea inútil (pero útil), don Satán se siente mareado a tal punto que en derredor suyo mira angelitos de Dios.

DON SATÁN. Y estos bichos malvado, ¿qué puercas hacen aquí?

Siente que la cabeza le da vueltas, efecto del "Vino tinto endiablado." Da un largo hipo y su cabeza busca apoyo en la mesa y en los brazos de Morfeo. Los angelitos de Dios le rasgan la piel con sus uñas, lo pellizcan, le revuelven el pelo, le aplican palmadas en los glúteos, pero nada lo despierta. Entonces los enviados del Señor deciden reunirse para cantar "Angeles", de Dei Verbum.




jueves, 18 de diciembre de 2008

Mi silencio

Silencio. Fotografía: Rachel Viegas


Calla, calla, calla. Mi nombre no te lo diré. De nada sirven las preguntas si el silencio será siempre mi respuesta. Aprende del silencio que es mi voz. No uses la aldaba, mejor aprende a estar en silencio, que éste será el llavín para abrir mi corazón.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Urracas

Urracas parlanchinas. Fotografía: Pablo Espinel


Prefiero el silencio al murmullo vocinglero de las aves indoctas que rayan la fatuidad, creyendo (o pensando) que esa es la más esencial verdad. Claro, su torcida y malentendida verdad.

sábado, 13 de diciembre de 2008

El clan

Tu envidia es más fuerte que cualquier cosa.
Fotografía: Matías Rodrigo


Pocos hombres odian la hipocresía; muchos se adhieren a ella como a un partido político, y enarbolan la bandera de la felicidad cuando el daño contra su semejante está consumado. Es un clan bastante numeroso que cada día gana más devotos, pero también pocos hombres con denuedo los enfrentan.

viernes, 12 de diciembre de 2008

El oculto (y desnudo) rostro de la hipocresía

Hipocresía burrocrrática. Felipe Cifuentes


Casi (siempre) el conocido (ya no llega ni a la categoría de compañero de oficina) habla muy lindo delante de ti, pero no tiene piedad para apuñalarte por detrás, meterte zancadilla y querer quedarse con tu ilustre puesto. Puesto que no pediste ni necesitaste de poner en evidencia a nadie, para que la alta jerarquía te lo ofreciera; es más, ni siquiera lo querías, pero por insistencia de tu jefe lo aceptaste. Sabías lo que te esperaba y quiénes te rodeaban, como también sabías que las mujeres son unas arpías y que los hombres son un nido de víboras.


A pesar de todas las confabulaciones por volarte la cabeza, tú les demuestras que en tu corazón no hay odio ni rencor en contra de ellos y ellas; por el contrario, le prodigas compasión (que es lo que necesitan con profusión) a esa bola de ineptos que no han pisado la universidad ni siquiera para ir a comprar un libro. Calidad humana aparte, diría yo.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

La magia creció, yo también

El mismo amor, la misma lluvia. Fotografía: Marcos Duarte


Desde chico la magia creció conmigo: fui yo quien la abandonó en una barranca o en el primer amor que me hizo sentir mariposas en el abdomen.

El hambre... la ignorancia

La fatiga de la ignorancia. Carlos Cubeiro


Peor que el hambre es la ignorancia. Sólo basta escuchar el discurso de los políticos y sabremos cómo estos carecen de fundamento, de lo más esencial: sentido común.


En su intento la Muerte pierde

El tango de la Muerte. Fotografía: Charles Féval

Ahora que la Muerte ha decidido (¡uf, por fin!) darme muerte, yo le pido que no lo haga; pero ella me dice que mi día y hora ya están señaladas y que nada puede hacer. Le suplico, me arrodillo y le hago el bendito (así entre nos, lo mío es toda una farsa) pidiéndole que no lo haga.

-- Lo siento -- me dice --. Son órdenes que vienen de arriba.

Cuando con su índice me señala el techo, le pregunto:

-- ¿Del techo?

-- No, del Jefe.

-- ¿Cuál Jefe?

-- Dios -- me responde.

-- Pero...

Me quedo con la oración en suspenso, porque me interrumpe.

-- No hay peros que valgan. Híncate y reza tus oraciones -- me ordena.

Me hinco y agacho la cabeza. Antes de doblar la testuz, echo una mirada a la Muerte y veo que corre hacia atrás su guadaña. Tengo muy cerca la vieja banqueta que me dejó mi abuelo; la tomo y en un santiamén, cuando la hoja viene hacia adelante se la estrello contra toda su huesuda cara. Cayó (o paró las patas) y jamás volvió a levantarse.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Eliminemos la violencia...

Eliminemos la violencia: los niños queremos paz, es el título de la obra pictórica que Andrea María presentó al certamen convocado por la Corte Suprema de Justicia y Concultura. Cuando fui a dejar esta obra a la Corte el treinta de septiembre, estaba cayendo una de las últimas torrenciales lluvias de invierno. Invertí bastante tiempo en andar buscando la bendita oficina y mientras mi cuerpo se bañaba con agua del cielo (como si no bastase el baño diario de la mañana), yo andaba bien protegida en una bolsa plástica la obra de Andrea.
Dividido en dos partes (por esa línea negra que atraviesa más de la mitad de la pintura), como un cómic.
La técnica fue mixta: acrílico, yeso pastel seco y algodón.
Sobre la obra. Son unos niños, creo que discutiendo por algo, pero al final se reconcilian y convergen en que hay que eliminar la violencia.

El procaz don Francisco

El pícaro. Fotografía: Emilio A. Pacios


A don Francisco, al igual que a don Élmer lo conocí en una empresa, cuyos accionistas eran los Henríquez. Para llegar a la segunda planta donde se hacinaban varias sociedades de los mismos dueños, primero, había que traspasar una puerta de vidrio, subir unas gradas que se quebraban en "C" y al final de la escalinata se encontraba don Francisco. Luego se empujaba otra puerta de vidrio y ahí se hallaba una oficina oblonga con tres cubículos en el flanco izquierdo y el resto de la infraestructura para los encorbatados, que se ubicaban en sus escritorios, sin simetría y sin orden, como una oficina gubernamental.
Francisco Farré, auxiliar de créditos y cobros, al final; Jorge Orantes, auxilar contable, un poquito más allá de cintura de la oficina y yo, casi en la mitad de la misma.
Pero de quien quiero hablar es del personaje que dejé detrás de la segunda puerta que abrí, don Francisco. Bien, era un personaje quizá con unos ochenta años en su espalda, cabello nevado, alto y una picardía propia del que, desde infante aprendió de alguien que fue más pícaro que él.
Contaba que fue expulsado de la escuela, porque le zampó una pedrada a su profesor de segundo grado. Pero lo contaba con una frialdad en la que el acto no resultaba ser grave ni que tal hecho le ameritara la expulsión del recinto escolar. En otras ocasiones era demasiado procaz, y al ver pasar a alguna dama o señora, compañera de oficina, decía:
-- Fíjese que la Fulanita ha comprado un pedacito de la grande para hacerse rico, rico.
Lo decía tan natural que cualquier oyente no podría pensar en el doble sentido que él mismo aplicaba a sus palabras.
Ignoro si don Francisco ya habrá entregado su alma a Dios o al Demonio... digo, por las diabluras que cometió.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Don Élmer y su sabio trabalengua

Viaje a la Luna. Fotografía: Fernando Martínez


Don Élmer era un señor muy jovial. Digo era, porque ya hace varios años entregó su alma al Creador. Tenía sus dichos y trabalenguas llenos de sabiduría; de entre ellos sólo recuerdo uno, el cual me escribió para que yo lo aprendiera, y decía así:

Es que hay unos,

ya porque uno,

piensan que uno

y no sólo uno,

también uno.

Siempre existen personas que se ufanan por saberlo y hacerlo todo y creen que sólo a ellos les es dable tal o cual capacidad o destreza para hacer cualquier cosa; se pavonean por doquier sintiéndose los reyes del mundo. Son los únicos que pueden realizar proezas inconceblibles e inimaginables. Ahí entra la sabiduría popular de don Élmer: tambien uno (o nosostros) puede (o podemos) hacer magnas hazañas, no sólo los vanidosos.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Bestialismo

Cariño, quiero ese cuadro. Fotografía: Guillermo Oyágüez


-- ¡Papá! -- gritó muy alterado, Jonás.

-- ¿Qué pasa hijo? ¿Por qué tanto escándalo?

-- Desplumé a la gallina.

-- Hubieras dejado que tu madre lo hiciera. Además, eso no es motivo para armar semejante jaleo.

El padre continuó leyendo el periódico del día jueves cuatro de noviembre. Jonás sentía una gran culpa por su acción y siguió con su perorata.

-- Te estoy diciendo que la follé.

Don Santiago frunce el ceño entre estupefacto y ridículo. Se apea los gruesos aros del tabique nasal, y suelta palabras compasión hacia su hijo.

-- Pero eso no es gran pecado, hijo, serénate. Pero en todo caso sí estoy muy molesto contigo. Yo te habría hechado la mano en tan delicada tarea y no me avisaste. Vamos, continuemos con la obra, hijo mío.

-- Ya no podemos papá. Cuando saqué el miembro, la gallina quedó como un saco al revés.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

La fonda de don Damián (II)

La lanza de Longinus. Fotografía: Nicolás Moulin


SEGUNDA ESCENA

Jesús está de espaldas y Poncio Pilatos frente a Él. Dos soldados le hacen guardia, uno en cada flanco de la silla. Caifás y Anás, miembros del Sanedrín acompañan a Jesús. Pilatos cuestiona al Mesías.
PONCIO PILATOS. Así que tú eres Jesús: ése del que tanto habla la plebe, la gente sin oficio.
JESÚS. Tú lo has dicho.
PONCIO PILATOS. ¿Ya sabes de qué te acusan? Te llamas "Hijo de Dios", "Rey de los Judíos",...
Lo interrumpe Jesús.
JESÚS. Lo dices porque tu mente llegó a esa conclusión o porque ya te entregaron el cadáver para el entierro.*
PONCIO PILATOS. Soy el Procurador; el cargo lo tengo por méritos. No necesito que nadie piense por mí. (Molesto)
A Pilatos algo le pica en la espalda. Llama a la esclava.
PONCIO PILATOS. Esclava Isaura, ven. Me pica la espalda, ráscame.
La esclava Isaura acude al llamado. Poncio Pilatos despega su espalda del resplado de la silla. La esclava Isaura, sobre la tela, hinca sus uñas.
PONCIO PILATOS. Más abajito, a la derecha, por la paletilla; ahí, ahí, ¡aaaaaaah! Ya estuvo suave (serio): puedes marcharte.
La esclava Isaura obedece. Poncio Pilatos cruza su antebrazo sobre el abdomen y apoya el codo derecho en su muñeca izquierda, llevándose la mano al mentón y acariciándose la barba se le nota dudoso, pensativo.
PONCIO PILATOS. ¿En qué estábamos, Jesús?
JESÚS. ¿No lo recuerdas? Esas lagunas mentales son síntomas de Alzheimer.
PONCIO PILATOS. ¡Qué Alzheimer ni qué ocho cuartos? (Parece recordarlo) Ah, sí, en que crees ser el "Hijo de Dios" y un Rey sin corona.
JESÚS. Mi Reino no es de este mundo.
PONCIO PILATOS. ¿Y entonces de cuál? (Burlándose) Llévame contigo para poder asesorarte. Necesitarás de un buen administrador.
Se queda gesticulando en silencio, como un loco. Su cara ya no parece la de un procurador sino la de un orate, que ha salido del manicomio. Un tonto al que nada le importa. Se pone la mano en cada lateral de la cabeza, como si le doliera. Luego se las quita, y con ellas se toma el cuello, ahorcándose; se queda sin aire y cae al suelo. Queda inmóvil. Los soldados y los miembros del Sanedrín acuden a auxiliarlo.
SOLDADO 1. Procurador, ¿qué le pasa?
SOLDADO 2. ¿Qué le pasa, Procurador?
El aire vuelve a sus pulmones. Reacciona, balbucea entre dientes. Primero algo ininteligible.
PONCIO PILATOS. Otsircusej, yer ed sol soíduj. Út on sere yer, oíduj edleber.
Luego señala con su dedo índice hacia un lugar invisible, y con vozarrón de trueno escupe palabras de burla.
PONCIO PILATOS. Tu Teino, ¿no será como aquél? Ja, ja, ja,...
En primer plano aparece un juglar y declama el poema "Señor: ayer te vi pasar..."
Señor: ayer te vi pasar con la cruz
al hombro. ¿Sabes?: sentí tanta pena
y tanta angustia al verte en tal faena;
mas yo aún no levanto la testuz.
¡Como sufres con el tosco madero:
te domina el peso y al suelo
caes! Tan díscolo soy a tu celo
de salvarme del trajín altanero.
Digo seguir tus paso, sin embargo
sigo siendo el mismo. Te atizan
para que pronto consumas tu cargo.
Me quedo plantado en el camino
y ahora que los demás se frisan,
yo estoy en un total desarino.
San Salvador, octubre 04 de 1990
* En este punto de la conversación, Jesús ya presiente (y sabe), que su vida pende de un hilo.

martes, 2 de diciembre de 2008

Lo estéril del discurso

Fiesta de las flores y palmas, Panchimalco. Fotografía: RVSV


¿Qué hay detrás de los discursos políticos? Hipocresía, falsedad, estolidez y vacuidad, resumida en una sola palabra: NADA.

La ventaja que ofrece el uso de máscaras, es que uno puede despojarse de ellas a la hora que quiera. A los políticos no les es dable dicha ventaja: ya la llevan adherida a su rostro, como El hombre de la máscara de hierro, y si se la quitan, temen verse con la faz deforme y mostrarle a la plebe su propio demonio.

lunes, 1 de diciembre de 2008

La fonda de don Damián

El Diablo Bar. Fotografía: Vexed Llama

Para Fedor,
para Eliseo.


PERSONAJES
JESÚS
PONCIO PILATOS
SOLDADO 1
SOLDADO 2
CAIFÁS
ANÁS
JUGLAR
FÉLIX
FERNANDO
DON DAMIÁN
DON SATÁN
MELCHOR
GASPAR
BALTASAR
MARÍA
JOSÉ
ÁNGEL TOMÁS
ÁNGEL CARMENCITA
ÁNGEL DOMINGO
ÁNGEL ÁMILI
ÁNGEL MARCO ALFREDO
ÁNGEL MARÍA
ÁNGEL SANTIAGO
ÁNGEL JUAN
ÁNGEL JUDAS
ÁNGEL JUANITA
ÁNGEL ESPERANZA
ÁNGEL ADONAI
ÁNGEL GABRIELA
ÁNGEL ANDREA


PRIMER ACTO
PRIMERA ESCENA
Entran en la fonda dos jóvenes universitarios. Hablan de lo bien y de lo mal que les ha ido en los últimos exámenes. A la izquierda el mostrador y tras él, el mesero. El mesero es un hombre obeso, con camisa arrremangada y mandil. Se entretiene por diversión limpiando platos, vasos y cubiertos. Silva una canción de moda: es un hombre que la seriedad la aplica al dedillo en su trabajo. Enfrente un gran rótulo que dice: FONDA DE DON DAMIÁN.
FÉLIX. ¿Y cómo te fue en el examen de contabilidad?
FERNANDO. Pues creo que bien. Sólo me quedó una pequeña duda, que por el momento no recuerdo cuál es.
FÉLIX. A mí no tanto, porque la bendita conciliación bancaria no me cuadró.
FERNANDO. Perono te preocupes. Recuerda que el catedrático siempre toma en cuenta el procedimiento.
FÉLIX. Tienes razón. No debo preocuparme antes del tiempo; por lo que si debo preocuparme es por estudiar un poco más, porque para este examen me atuve... no sé ni por qué.
FERNANDO. Mira a propósito, cómo pasa de veloz el tiempo, pues ya es veintitrés de diciembre.
FÉLIX. Ah, sí, la antevíspera de Navidad. ¡Me encanta la Navidad!
FERNANDO. Cierto, pero a mí la época que más me gusta es la Semana Santa, porque me hace vivir interiormente la Vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Fernando se queda pensativo. Reflexiona, y luego habla sobre las vicisitudes que tuvo Jesús en la Tierra.
FERNANDO. Sí, Félix, pobre Niño, no sabía con qué mundo tan malvado se iba a encontrar ya adulto. Similar a lo que pasa en la actualidad: la criatura no sabe que el mundo es peligroso.
FÉLIX. Sí, que a su paso encontrará muerte, drogadicción, ladronismo, enfermedades incurables,...
Los interrumpe don Damián, el mesero, que en ese momento trae un bolígrafo y una libreta en que anotará la orden.
DON DAMIÁN. ¿Qué van a cenar los caballeros?
FERNANDO. ¿Cuál es la especialidad de la casa?
DON DAMIÁN. Pues la especialdad de la casa es carne a la parrilla, casamiento, chimol, chorizo y dos tortillas bien tostaditas en las vivas brasas, como en el Infierno.
FÉLIX. Tiene mucha razón, este calor es insoportable. No tendrá aunque sea un ventilador para contrarrestar este frío inclemente. (Lo dice con sorna)
DON DAMIÁN. Sí, ya les traigo un ventilador, que fue propiedad de mi tatarabuelo Bel. (Ya se ha marchado para traer la orden, pero se vuelve hacia los comensales, como dándose cuenta del error.) Corrección: Abel.
Se va, pero la voz de Félix lo detiene.
FÉLIX. Antes de que se marche. ¿Cuál es el sabor de bebidas que tiene?
DON DAMIAN. Tengo refrescos de tamarindo, de horchata, de cebada, y para levantar el espíritu, nada menos que el coche-bomba, mezcla de alcohol 90, vino tinto, whisky, pasas y unas rajitas de canela. Es la receta que me legó mi tatarabuelo.
FÉLIX. Me quedo con la horchata.
FERNANDO. Yo con el tamarindo.
DON DAMIÁN. ¿Con piquete o sin piquete?
FERNANDO. ¿Qué extrañas mezclas hace usted, don Damián? Sin piquete.
DON DAMIÁN. De acuerdo.
Don Damián se marcha a preparar la orden.
FÉLIX. ¡Qué señor más extraño!
FERNANDO. Sí. Volviendo al tema: pobre Jesús.
FÉLIX. Y María, también
FERNANDO. Al igual que José.