jueves, 8 de diciembre de 2011

Descansa en paz, Héctor Silva

Héctor Silva, quien fuera alcalde de la ciudad de San Salvador por dos períodos consecutivos (1997 - 2000 y 2000 - 2003), ha muerto este día*. Así lo han dicho los noticieros del mediodía. Es tan escueta la noticia, que tan sólo mencionan el hecho de que estaba presente en un acto y sufrió un desmayo. De inmediato fue llevado a un centro hospitalario, y no se sabe (porque no lo dicen) si murió camino al hospital o el nosocomio mismo.




* Día de la Inmaculada Concepción

lunes, 21 de noviembre de 2011

Triunfo académico de Andrea María

Sábado 19 de noviembre de 2011, víspera de la celebración de Cristo Rey. El Colegio Belén, con anticipación convocó a padres o madres de familia a la clausura del año escolar. Antes de esta fecha, el martes quince del mismo mes, fue el turno de reunión para los que en esa casa de estudios se forman. Andrea llegó temprano, aproximadamente a las siete y cuarenta y cinco de la mañana. Todavía la seño Albi, su orientadora de grado, le gastó una broma al verla llegar: ¿Y usted viene a ver si ha pasado de grado? Yo me la imagino, parada frente a su escritorio y luego darse vuelta al ver llegar a Andrea y en seguida, ponerse las manos a manera de asas de un cántaro para luego soltarle tremendo gracejo, como quién dice: Si usted sabe muy bien que ha pasado de grado, ¿por qué viene?

Pues bien, al bajar de su salón Andrea me comenta que sólo un ocho tiene en su promedio general y yo la felicito.

El meolllo del asunto, es que en la primera fecha que arriba anoté, la seño Albi me entregó las calificaciones, como resultado de un esfuerzo constante que Andrea María hiciera durante todo el año. Y el resultado final fue de 2 ochos, 5 nueves y 5 dieces, razón por la cual, como padre, es suficiente razón para sentirme orgulloso.

Y algo más, para orgullo de Andrea, María Teresa (la madre) y yo: obtuvo el tercer lugar.





viernes, 28 de octubre de 2011

Doscientos años han pasado

Los hechos (sumariamente)

1810. Los principales criollos de San Salvador ya resentían las políticas económicas que, desde España eran aplicadas a las colonias americanas: incremento en los impuestos de alcabala, al aguardiente y al tabaco. Era lógico pensar y de justicia alentar "las discordias entre peninsulares y americanos".1

Es a finales de octubre de 1811 que llega a San Salvador la noticia de que el presbítero Manuel Aguilar ha sido arrestado en Guatemala, cuyas causas de detención se debía a sus ideas sediciosas y el contacto que tenía con cabecillas del Reino.

Es un ambiente de tensión y de malestar general que circula en San Salvador. Como llama que devora el pasto corrió el rumor de que el vicario de San Salvador, presbítero José Matías Delgado, sería asesinado. Por tanto, el pueblo se reunió donde el padre Delgado para turnarse en grupos y así asegurar su protección.

Tal parece que este fue un invento de los criollos para soliviantar a las clases inferiores y crear una verdadera animadversión contra los peninsulares, porque el religioso falleció el 12 de noviembre de 1832.

Luego el pueblo, junto con Bernardo Arce, padre de Manuel José Arce (el primero, alcalde y el segundo, diputado), la noche de lunes 4 de noviembre se dirigen a la intendencia para solicitar la liberación del presbítero Manuel Aguilar y también con la intención de anular la solicitud que desde Guatemala se le ha girado al padre Nicolás Aguilar para que comparezca con las autoridades eclesiásticas correspondientes de ese país. El intendente, Antonio Gutiérrez y Ulloa, después de tanto discutir con Manuel José Arce sobre el asunto en cuestión, manifiesta: "...que nada podía hacer porque el asunto no era de su incumbencia, sino que lo era del propio Arzobispo de Guatemala".2

Los Arce y el pueblo ante tal respuesta, indignados y haciendo rabietas, se retiraron de allí.

"Era el martes el día de reunión del Cabildo. Creyendo que allí se podría solucionar el motín, el Intendente ordenó mandar tocar las campana del cabildo".3 Cometía el intendente un grave error, pues al tener a toda esa gente ahí reunida quedaría sometido a la presión y a la voluntad del pueblo. El intendente, las autoridades y peninsulares no tuvieron más opción que aceptar las demandas del pueblo y la exigencia de que no se les quitara la vida y conservar la posesión de sus haciendas.

En seguida se ofició un tedeum en la iglesia parroquial porque no hubo derramamiento de sangre y a la vez, pidieron a Dios que iluminara a todos.


El yerro (es necesario aclararlo)

Lo que se le ha dado por llamar el Primer Grito de Independencia por los hechos ocurridos el 5 de noviembre de 1811 y que se dice o mantiene en su acervo la población, que fue el padre José Matías Delgado el que tocó a rebato las campanas de la iglesia La Merced, no fue tal como lo conserva nuestro magín y todo se debe a que, en la celebración del primer centenario, el doctor Víctor Jerez, en su discurso, muy animado, manifiesta: "Toma en dirección al oriente, cruza al sur y llega al atrio de la iglesia de La Merced; asciende nerviosamente al campanario y llega al rellano, ase las cuerdas de las campanas, las agita con energía y sus alegres sones se difunden en el espacio".4

Pero antes, el doctor Víctor Jerez, concienzudamente, aclara: "El criterio histórico señala al doctor Delgado como el promotor de esa magna transformación social: y ya que nuestros archivos aún no se han registrado del todo, para estudiar tan notables sucesos, hemos de recurrir a varios datos que conserva la tradición".5


Conclusión.

El Primer Grito de Independencia es una metáfora de la insurrección que culmina con la independencia el 15 de septiembre de 1821, porque quizá, por primera vez, el pueblo manifiesta su inconformidad con la monarquía española y demanda que las injusticias sean anuladas, consiguiendo tal pronunciamiento. Además, el tal grito de independencia no se da ni el toque de las campanas por mano del padre Delgado, sino más bien es una reunión de cabildo a la que convoca el intendente Antonio Gutiérrez y Ulloa.



1. Carlos Meléndez Chaverri, José Matías Delgado, prócer centroamericano, p. 121, segunda edición, Dirección de Publicaciones e Impresos, San salvador, 2000.

2. Op. cit., p. 137

3. Op. cit., p. 140

4. Op. cit., p. 146

5. Op. cit., p. 145








martes, 6 de septiembre de 2011

Acertijo

El acertijo.


Fotografía: Alicia Ruiz.



I

Encendió las luces para corroborar si el murciélago ya se había marchado. Respiró hondo y pausado, llenando de aire los sacos pulmonares.; luego, exhaló en señal de alivio, concluyendo: ¡Qué animal más molesto! Gracias al Señor que ya se marchó.

Disponía a marcharse, cuando su mirada cayó en el piso (frente al altar mayor) y vio una letra "O" un poco imprecisa, dibujada con semillas de capulín. Las semillas eran la evidencia de que el mamífero alado sobrevoló los espacios sagrados. Más a la derecha, observó que el jarrón contenía una rosa blanca marchita, cuya mustiez era notoria entre las otras, abiertas y fragantes.
Se quedó pensativo tratando de adivinar el significado de la letra O y de la rosa mustia. Enseguida soliloquió: "¿Qué misterio encierra el grafema y la reina de las flores esta noche? ¿Qué me querrá decir Dios con este lenguaje mudo? ¿Qué quiere de mí nuestro Señor Jesucristo? No lo sé, no lo sé dijo, rindiéndose a sí mismo".


II

Pasó varios días queriendo descifrar la acepción que para él era una revelación críptica. Con tal preocupación, los días alcanzaban a la noche y la noche al día, hasta que en su mente encontró la significancia siguiente:

O + rosa mustia
Orden + rosa blanca mustia = La Orden necesita rosas para un evento especial.

Oración + rosa blanca mustia = En la oración siempre están presentes las rosas.


Los significados anteriores no estuvieron a la altura de su satisfacción personal y siempre con preocupación se impuso como meta, encontrar una acepción razonable de lo que él consideró un enigma singular.



III

La luna, hermosamente pálida iluminaba "El Noviciado"*, donde la lectura, la oración y la meditación eran el pan de cada día. Afuera, la ceiba y la blanca edificación eran fantasmas que traspasaron el umbral de la noche antes de la hora indicada. En el interior del edificio, la mesa del refectorio estaba dispuesta para la cena. Fueron llegando uno a uno: el abad Martinozzi, el abad Federico (de otra abadía, pero de la misma Orden), los demás hermanos y novicios.

El arroz frito permanecía impasible ante las estocadas que el tenedor arremetía minutos después. La lechuga, simulaba un náufrago bajel en plano mar gramíneo. Las rodajas de pepino (perforadas por el centro) parecían salvavidas arrojadas a la mar, y las ruedas de tomate, era el único color salvable de aquel naufragio. En el centro de la mesa, dos pavos en sendos azafates de plata, cuyas piernas en posición de la horaria marcando las diez, apuntaban hacia un cuadro de La última cena. La robusta caja toráxica de los gallináceos indicaba que la cena sería satisfactoria. El abad tomó el cuchillo y comenzó a desmembrarlos y a repartirlos en buenas piezas. No era época de Navidad, pero por costumbre de la Orden, un día de cada mes se comía pavo para la cena.

Gozando de la buena mesa, hacían referencia a las faenas del día.

Por un momento, el abad, sin darse cuenta, se quedó con la vista fija en la techumbre, como buscando una respuesta a su obsesiva inquietud. Con la mirada parecía que traspasaba el techo, porque los ojos estaban llenos de luz como expuestos al fulgor de las estrellas. Su mente contenía un vacío profundo y acogedor para la cavilación: "Esa rosa, esa rosa mustia y el grafema que mi espíritu perturban, ¿qué significado ocultan?"

-- Abad, abad -- dijo un hermano que a su lado estaba --: ¿sucede algo malo?

El abad lo miró deferentemente, negando con un movimiento de cabeza.

Asociando las dos posibles soluciones anteriores y desprendiendo de su bolsa el Parker que nunca abandonaba, escribió (con una caligrafía que parecía el garabato de un galeno) en un papel que sacó de la cartera y que era éste el testigo de la explicación del enigma: "La Orden necesita rosas, porque para el evento y la oración son indispensables".

Después de escribir la otra solución tranquilizóse un poco. Luego, mentalmente se dijo a sí mismo que las palabras Orden y oración no le causaban ningún problema; pero sí el vocablo evento. Caviló: "¿Qué significado tendrá el último término y qué papel jugará en esta revelación críptica".

El abad se levantó, excusándose que tenía un asunto importante que atender. "El pavo estuvo deliciosísimo", dijo a sus hermanos. Se marchó.

Quedáronse boquiabiertos, porque el abad jamás se levantaba sin esperar a que todos terminaran.



IV

Llegó a su habitación. Era un cuarto blanco-hueso, con una cama bastante cómoda para descansar el cuerpo fatigado; un Cristo Yacente a la derecha de la cama y una mesita (con naveta) con silla a la izquierda.

Prostenóse frente al Cristo Yacente, apoyando sus codos en la cama y haciendo con las manos el bendito, penetró en profunda oración llegando al deliquio. Hundido en sus plegarias le pedía al Creador un poquito de sabiduría para poder descifrar el misterio: "Señor: aquí estoy frente a Ti, suplicando que me ilumines el pensamiento para que pueda comprender lo desconocido del mensaje. Necesito un punto de apoyo lumínico que me ayude a descifrar... (tosió) lo incomprensible".

La tan ansiada luz le vino de golpe al cerebro. Le pareció una respuesta demasiado aciaga, cuyo contenido era sencillamente una premonición.

Sólo alcanzó a decir: "Gracias, Señor". Tomó el mismo papel en el que escribió antes y con los mismos rasgos decidióse a copiar de su cerebro, literalmente, el mensaje que durante el éxtasis recibió.




V

Viernes. Corría el día vigésimo quinto del tercer mes, de mil novecientos noventa y cuatro. Eran las nueve de la mañana. Un hermano de la Orden, con los nudillos de los dedos tocó la puerta para despertar al abad Martinozzi. Éste no contestó ni tampoco dio señales de querer levantarse. El hermano, al escuchar que quien le contestó fue el silencio, decidió llamar a otro hermano y juntos violentaron la puerta. Los goznes accedieron a la energía impetuosa de los hermanos, lanzando un chillido agudo, y abriendo la puerta de par en par se supo la verdad.

--¡Santo Dios! -- exclamaron.

El abad yacía en el piso, cerca de la mesita donde escribía. La gaveta estaba abierta, huérfana del crucifijo que el hermano guardaba y la silla, caída como si un ventarrón hubiese pasado de improviso. El abad, por su parte, tenía los ojos abiertos, las pupilas dilatadas y la mirada perdida. En su mano derecha, bien asido, sobre su pecho, reposaba el crucifijo traído desde Italia, su tierra natal y que guardaba como un tesoro. La pluma, rota, cerca del costado del abad, derramaba sangre azul.

Cerca de una pata de la cama, un papel que, sin duda era cómplice de la tragedia. Uno de los hermanos lo tomó y vio que éste tenía escrito lo siguiente:

O + rosa blanca mustia

Óbito + rosa blanca mustia = muerte.

Quedáronse inmóviles como rocas. Entonces, sacando fuerzas de su debilidad, uno de los hermanos prorrumpió: "Este era el asunto importante que debía atender la noche anterior el abad: el encuentro con la muerte".

Luego se corrió la voz: "¡El abad ha muerto!" Enseguida una batahola inundó a toda la abadía y sus contornos.


* Ubicado al sur de las instalaciones del Instituto "Hermanas Somascas".

Publicado en el Suplemento Cultural Astrolabio de Diario El Mundo, el sábado 27 de septiembre de 1997, p.18








viernes, 20 de mayo de 2011

Citando a Jesús María Merino Agudo






El vapor Colombia

Fotografía: Alexander Aldana



" --Tal como me llegó, yo os lo digo a vosotras. Salió una barca a un lago. Sobre la barca montaba un hombre llamado Jesús, en compañía de sus amigos. Ya en medio del lago, se levantó una tempestad. Y es que nosotras, las nubes cúmulos, y en especial, como siempre, las nubes nimbos, azotadas todas por un vendaval espantoso, lanzábamos agua por boca y nariz hasta reventar". p. 36.


* * *


"Gustó mucho la ocurrencia a todos los habitantes del reino de la nubes y por eso lo aplaudieron, aunque de forma sorda para no dañarle los tímpanos".
Los cirros se encaramaron rápidamente a las alturas y como se arroja lejos el sedal de una caña de pescar en el acantilado, así lanzaron la mirada aguda hacia las tierras del oeste". p. 40


* * *


"Por eso se había quedado a medio montar en los potros de la escritura y de la lectura". p. 86


* * *


"Y un escalofrío intenso recorrió el alma blanca de aquel niño negro". p. 87


* * *


"¿Para qué llevaba el hacha: para herir al culpable del incendio o para cortar las llamas". p. 93


* * *


"No tardó ahora en ver cómo se abría lentamente la puertecilla cercana al tambor de la rueda de empuje; una puertecilla que chirrió como con miedo". p. 96





Jesús María Merino Agudo, El "Celeste" (Premio El Barco de Vapor, 1988), Ediciones SM, quinta edición: septiembre 1995, España.

jueves, 28 de abril de 2011

Dispuestas las cruces

(Viernes 22 de abril de 2011)


Dispuestas están las cruces, indispuestos los condenados. Dispuestos el Sanhedrín y la chusma arrebatada, indispuesto está Pilatos.


La justicia es ciega y ciega también la turbamulta, que secunda la petición de los Doctores de la Ley, gritando en coro: "¡Crucifícale!"

La oración

(Martes 19 de abril de 2011)


Hace varios días ya, que a Jesús, una profunda tristeza lo mantiene cabizbajo. Quiere liberarse de ella, pero no puede. ¡Valor aparte! Sólo le pide al Padre que, de ser posible, no le permita escanciar ese cáliz amargo; mas, humildemente,como buen Hijo, acepta que prevalezca la voluntad del Padre y no la del Hijo.

martes, 19 de abril de 2011

Victoria de palmas

(Domingo 17 de abril de 2011)




Había entrado en Jerusalén creando gran revolución, que el pueblo le tendió las vestiduras a su paso; y fueron también, los mismos judíos, que lo entregaron a la crucifixión (por revolucionario).

miércoles, 26 de enero de 2011

Citando a Antonio Gala


Y tu nariz respingada.
Fotografía: Lina María y Álvaro





El mes pasado alguien, en mi tierra, también a mí me dijo: Me gusta tu nariz y me gusta tu cuerpo. Yo le supliqué que me lo dijera1 por escrito. Y lo conservo. Para enseñártelo de vez en cuando, por supuesto.

* * *

Leí este verano que a una presentadora de televisión americana tuvo que indemnizarla, con medio millón de dólares, la empresa que la había despedido, en 1981, por demasiado vieja y demasiado fea. Y fue contratada en diciembre del 80. ¿Es posible que en ocho meses desmereciera tanto?


Antonio Gala, Cuaderno de la Dama de Otoño, Círculo de Lectores, España, 1987, pp. 28 y 29, respectivamente.


1 Antonio Gala debió escribir que me lo dejara por escrito, porque lo dicho, jamás se puede mostrar a alguien, a menos que esté por escrito. ¿O será una errata que se le pasó a la persona que levantó el texto y el corrector de pruebas tampoco lo vio? Más bien así me lo parece, y sólo así, Antonio Gala saldría bien librado de tan vergonzosa situación.

viernes, 21 de enero de 2011

Mi Día (Vía) Crucis

El día viernes es mi Día Cruicis, porque resulta que mi hora de entrada al trabajo es a las nueve de la mañana y, obligadamente, mi hora de salida es a las cinco de la tarde. Odio este día, porque se dilata el tiempo en que mi familia me espera y no la puedo ver antes de la cinco.

María Michelle, el recuerdo


El primer día de clases, Andrea María regresó contentísima, porque en el Colegio Belén encontró a una compañera que estudio con ella el cuarto grado en el anterior colegio. Una más, en su sección, el séptimo "B", que habían hecho la preparatoria junto con ella; pero el primer grado lo fue a hacer al Colegio Cristóbal Colón, y ya no supimos más de ella. La primera, del séptimo "A", se llama Pati, y la otra, María Michelle.
Dice Andrea, que de María Michelle, no hubiera hecho memoria si no es que su propia excompañera (y ahora compañera, nuevamente) se lo recuerda. (De Pati si que se recordaba, porque era un recuerdo más fresco en el tiempo). María Michelle le recordó, que en la preparatoria, era la compañerita con la que más jugaba, y entonces, vino de golpe el recuerdo y la alegría recién inaugurada.

viernes, 14 de enero de 2011

Primer día de clases


Hoy es un día grande para Andrea María: es su primér día de clases en el nuevo colegio. Nos hemos levantado tempranísimo: María Teresa, a las cuatro y media de la madrugada; Andrea María, a las cinco de la mañana y yo, a las cinco y cuarto. Mientras la madre le prepara un delicioso hot cake, ella se viste con su nuevo uniforme. Yo ya he vuelto de la ducha y ella come con esmero.
Le pido que pose para el respectivo retrato (ella me lo ha pedido la noche anterior). Se ve feliz. Es una felicidad que irradia desde adentro y, ni la madre ni el padre se sienten más felices que ella.
Su nueva casa de estudios es el Colegio Belén, de la congregación de las Carmelitas de San José.

martes, 4 de enero de 2011

El otro Miguel

San Miguel Arcángel.
Fotografía: Sebastián Rodríguez F.


Tengo varios regalos en mi haber. A Andrea María, que es mi adoración. A María Teresa, que es la mujer a quien un sábado veintiséis de febrero de mil novecientos noventa y cuatro, le entregué mi vida en la salud y en la enfermedad. La vida misma, es un regalo de Dios.
El dos de enero, mi sobrina Paola Andrea me da un presente. Le arranco literalmente el envoltorio a petición suya, y descubro que es el libro Grandes maestros de la pintura: Miguel Ángel. Diego, mi otro sobrino, está cerca, y como ya sabe leer, dice: "¡Miguel Ángel, el que venció al demonio!". Hace esta deducción porque su padre pertenece a la Policía Nacional Civil (PNC), y San Miguel Arcángel es el patrono de la Corporación Policial. Pero yo le indico que este es otro Miguel, el pintor y que éste no es ningún arcángel.
Lunes 03 de enero de 2011, 11:00 p.m.

¿Qué nos depara el feliz año nuevo?


Olor a muerte en el pueblo.
Fotografía: Jorge Romen

La Navidad ya pasó, y el año nuevo abre sus fauces para devorarnos. ¿Quién sabe que nos depare este feliz año nuevo? De seguro algún terremoto (esta misma noche ya nos lo hizo saber un temblor de 5.30 grados en la escala de Richter, que ha movido los frágiles cimientos de El Salvador y no deja ninguna duda sobre qué suelo estamos parados). El coletazo de un huracán que con su furia toque la campiña y se pierdan cosechas, y que las serpientes de asfalto sean acueductos que depositen repuntas en ríos malolientes y arrastren autobuses, personas, basuras... O el frío nos haga temblar como esquimales.




Lunes 03 de enero de 2011, 10: 21 p.m.