sábado, 27 de diciembre de 2008

¡Que siga la fiesta!

Sin título. Fotografía: Miguel Servellón


Hoy es la entrada de Los Santos Niños Inocentes: desde el monumento de Atalcatl, que es donde inicia la calle Cuzcatlán Poniente hasta llegar al umbral de la iglesia e instalarlos en el salón parroquial. Hoy también es el baile de gala y en él orquestas reconocidas moverán de pies a cabeza a los asistentes. Soberano ruido que nos arrebatará de los brazos de Morfeo.


Anoche los bafles no fueron muy potentes en su inteción de quitarme el sueño, pero aún así, era quizá, un molesto zancudo en mi oído; entonces con todo y todo, decidí terminar de leer la primera parte de la novela Jud el oscuro, de Thomas Hardy. Al menos contrarresté el molesto ruido de la fiesta.

2 comentarios:

Franz dijo...

¿Jud el oscuro? Aún no logro explicarme que me sucedio con ese libro, esta en mi lista de libros pendientes (junto a todos los de Faulkner) los cuales abri y que por alguna razón no supieron seducirme... creo que en cierto sentido tiene mucho que ver con la inocencia...

Julio César Orellana Rivera dijo...

Luego te explico, cuando termine de leerlo. Es una narración lineal, que si va por eso que le llamamos inocencia.