Santa Juana recién ha entrado en la parroquia. Su ingreso está precedido de una pequeña procesión que inicia desde el domicilio de la niña Luz Ayala y continúa por toda la calle Cuzcatlán Poniente hasta llegar a la efigie del indio Atlacatl y luego el retorno sobre la misma. Mamá Luz ofrece horchata, emparedados y porciones de marquesote. Un ruido de petardos ensordece el cielo, la atmósfera se preña de humo y las palomas domésticas vuelan asustadas ante el estruendo.
Cuatro mujeres, a duras penas cargan las andas en la que Santa Juana, como reina desfila en su carroza.
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