Don Élmer era un señor muy jovial. Digo era, porque ya hace varios años entregó su alma al Creador. Tenía sus dichos y trabalenguas llenos de sabiduría; de entre ellos sólo recuerdo uno, el cual me escribió para que yo lo aprendiera, y decía así:
Es que hay unos,
ya porque uno,
piensan que uno
y no sólo uno,
también uno.
Siempre existen personas que se ufanan por saberlo y hacerlo todo y creen que sólo a ellos les es dable tal o cual capacidad o destreza para hacer cualquier cosa; se pavonean por doquier sintiéndose los reyes del mundo. Son los únicos que pueden realizar proezas inconceblibles e inimaginables. Ahí entra la sabiduría popular de don Élmer: tambien uno (o nosostros) puede (o podemos) hacer magnas hazañas, no sólo los vanidosos.
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