miércoles, 19 de marzo de 2008

Cortá al Zar

Guillotina.
Fotografía: David Gorgojo

"El Zar" era el remoquete para hacer referencia a su persona.
Lo habían aprehendido una noche de verano, noche deliciosa de vinos y pitillos. Armados con palos y machetes llegaron al bar La Cueva; le enrostraron todo tipo de acusaciones en su contra y al final, a empellones lo sacaron, literalmente, de la cueva.
La multitud, enardecida, lo puso frente al juez y en un proceso sumario lo acusaron de pervertidor de las letras.
Unos decían que había mucha facilidad de escritura en sus cuentos, desde el lenguaje hasta los argumentos. ¿Cómo es posible hacer de lo cotidiano, literatura? Otros señalaban que tras esa facilidad escritural había un muy buen proceso de análisis y depuración.
...Y en esos puntos estaba de acuerdo el autor. No estaba dispuesto a librar batalla, no diría nada, dejaría que el tiempo le diera la razón.
-- ¿Cómo vamos a cambiar nuestros cánones narrativos? -- gritó un personaje obeso, chiquito y de anteojos oscuros, que no permitía su identificación.
-- ¡Cortá al Zar! ¡Cortá al Zar! ¡Cortá al Zar! -- gritaba la muchedumbre.
Lo decían de tal modo que su significado fuera el destierro y que sus libros fueran pasto de las llamas.
El juez puso atención en los gritos que desgarraba la muchedumbre. Con una voz ronca, que parecía saliera de ultratumba mandó callar a la plebe.
-- Señores: Este hombre es inocente y grande literato. Ya no utilizará más su seudónimo. ¿Qué no escucháis lo que ustedes gritan: "¡Cortá al Zar! ¡Cortá al Zar! ¡Cortá al Zar!" Supriman la contracción  al y unan las dos palabras que quedan y así obtendrán Cortázar. Desde ahora en adelante, Julio se apellidará Cortázar, para honra y gloria de las letras argentinas.


Para Julio Cortázar


(Espero no se remueva en su sepulcral aposento por esta descabellada ficción)


19/03/2008, 2:10 p. m.

No hay comentarios: