Que alce la mano aquél que nunca ha dudado. Si hasta el mismo Jesucristo en el momento supremo de su propia agonía lo hizo. A mí las dudas me sirven para reflexionar y encontrar alguna posible verdad. En más de alguna vez (creo) logro acertar.
sábado, 3 de enero de 2009
La llama muerta
Cuando la llama queda atrapada en su agonía, muere de pena al aullar el viento entre los arbustos.
La diferencia estriba en que no soy yo quien apaga la llama sino el mismo viento. En la anterior, el viento aviva la llama y en ésta, es él quién la apaga.
2 comentarios:
Cuestión de halitos tal y como se expuso en una entrada anterior...
La diferencia estriba en que no soy yo quien apaga la llama sino el mismo viento. En la anterior, el viento aviva la llama y en ésta, es él quién la apaga.
Publicar un comentario