El último día del año, obligadamente, tuve que afiliarme (efímera afiliación, por cierto) al PDD y todo porque María Teresa y Andrea María querían aguardar a que las agujas del reloj se juntaran (o se aparearan), y poder así dar los abrazos y el feliz año nuevo a las doce de la noche. No tuve más que hacer mi mejor esfuerzo y aguantar (como Atlas con el mundo en sus hombros) un poco el sueño que ya me tenía domeñado y esperar con ansias a que las agujas, por fin, señalaran las doce de la medianoche.
Por fin los abrazos y el feliz año nuevo se hicieron presentes; luego sí, reposé en los brazo de Morfeo.
Reloj de la Torre del Ayuntamiento (Praga). Fotografía: Moisés Moya
2 comentarios:
Bienvenido al Partido Julio, aunque solo haya sido por una noche, yo en cambio soy noctambulo (no sabría decir si po9r vocación, pero bueno...)
Al menos lo intenté.
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