sábado, 12 de abril de 2008

La bruja Aivlis

Una bruja con su lechuza. 
Fotografía: Carolina Villalobos


Las oficinas están cargadas de personajes de cuentos de hadas y de personajes contemporáneos. Abundan las brujas, los dragones, los castillos, los gatos maléficos, los esquizofrénicos,... en fin, personajes de toda ralea.
En esta ocasión quiero hablarles de la bruja Aivlis. La bruja Aivlis, es la protagonista (en carne y hueso) de una novela rosa y a la vez, la autora de la misma. Es malvada, como toda bruja que se come a los infantes raptados.
Se graduó de Malas Artes y Escaso Conocimiento del Bien. Doctora en cómo obtener buenas calificaciones sin estudiar se graduó con honores por tramposa. Dice conocer los números, para convertir un déficit en ganancia. Para ella todo es posible.
Tiene un gran poder entre sus subalternos y le permiten todo, porque es una títere de la cúpula.
Su edad la convierte en una fuerte candidata a que el ferrocarril pase de largo. Por eso, desesperada, abordó un tren como veinte años menor que ella: satisfizo su pasión, hospedó en su propia casa a la familia del novio y a la hermana de éste. Ahora ya la abandonó y está más vetusta que antes, y ni señales de encontrarse a un valiente que quiera hacer de su vida un sepulcro viviente.
Si siguiera contando más les quitaría el placer de deleitarse con una novela así y de conocerla en persona. Basta con decir que su libro es un best seller y ella, todo un personaje de caricatura.

3 comentarios:

Alejandro Vega dijo...

Te faltó colocar el link a la fotografía original.

Anónimo dijo...

Hola:

Soy Carolina Villalobos y tu tomaste mi foto sin autorización. Es un signo de buena educación solicitar permiso para publicar algo que no es tuyo, ademas mi foto tiene copyright.
Te agradeceré elimines mi foto de tu blog.

Carolina Villalobos

Julio César Orellana Rivera dijo...

Carolina, si tú quieres elimino tu fotografía, aunque no creo ser un maleducado como lo afirmas; más bien en esa posición quedas tú, porque no estoy buscando lucro con tu fotografía. Además cito tu nombre. Muy distinto sería que yo utlizara tu fotografía, y aunque no fuera con fines lucrativos, tácitamente se entendería que soy el autor de dicho trabajo, cosa más vil e infameque, y falsa. Pero no esa la situación. No me molesta para nada tu comentario: puedo eliminar la fotografía y buscar una que no sea de tu autoría. Para quedar a mano, elimina el comentario.