El cansancio da su mejor y más valiente esfuerzo para que este día no escriba nada. Me susurra que descanse el cuerpo fatigado, que para escribir habrá tiempo.
Yo le digo: "El tiempo no existe, cansancio querido, sólo la escritura que hoy haré para contrarrestarte".
-- No me lleves la contraria -- me dice --, que eso te puede conducir con facilidad al fosal.
Le digo que no me importa si dejo la vida en esto, que moriré feliz, con el cálamo en la mano.
-- Es tu decisión: no me importa si así mueres. Después no digas que no te lo advertí.
-- Claro, es mi decisión. Y la tuya, cobijarte con la pusilanimidad, del frío que no existe.
4 comentarios:
Parece buena idea esa de no hacer demasiado caso a Don Cansancio Agotado.
Además hay tareas que ayudan a ponerle en su verdadero sitio.
Saludos desde España, El Náufrago
Gracias por tu comentario. La verdad es que para contrarrestar a doña Pereza, no hay nada mejor que hacer lo contrario.
Saludos desde El Salvador.
Julius, ya que la idea es básicamente la misma, hubiera sido regio citar la original:
“No es por el frío, que no existe.”
Roque Dalton (“Lunes”, pg. 33, La ventana en el rostro)
Cr�eme, querido amigo, que fue una idea ocurrida con la presi�n del tiempo, acab�ndose. Te tomo la palabra.
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