martes, 15 de abril de 2008

Del frío que no existe

Café periódico cansancio reflejo. Fotografía: Gustavo Pereyra


El cansancio da su mejor y más valiente esfuerzo para que este día no escriba nada. Me susurra que descanse el cuerpo fatigado, que para escribir habrá tiempo.

Yo le digo: "El tiempo no existe, cansancio querido, sólo la escritura que hoy haré para contrarrestarte".

-- No me lleves la contraria -- me dice --, que eso te puede conducir con facilidad al fosal.

Le digo que no me importa si dejo la vida en esto, que moriré feliz, con el cálamo en la mano.

-- Es tu decisión: no me importa si así mueres. Después no digas que no te lo advertí.

-- Claro, es mi decisión. Y la tuya, cobijarte con la pusilanimidad, del frío que no existe.

4 comentarios:

Douce dijo...

Parece buena idea esa de no hacer demasiado caso a Don Cansancio Agotado.

Además hay tareas que ayudan a ponerle en su verdadero sitio.

Saludos desde España, El Náufrago

Julio César Orellana Rivera dijo...

Gracias por tu comentario. La verdad es que para contrarrestar a doña Pereza, no hay nada mejor que hacer lo contrario.

Saludos desde El Salvador.

Anónimo dijo...

Julius, ya que la idea es básicamente la misma, hubiera sido regio citar la original:

“No es por el frío, que no existe.”

Roque Dalton (“Lunes”, pg. 33, La ventana en el rostro)

Julio César Orellana Rivera dijo...

Cr�eme, querido amigo, que fue una idea ocurrida con la presi�n del tiempo, acab�ndose. Te tomo la palabra.