viernes, 11 de abril de 2008

Idéntico al monto no a la conversión

Árbol + banco + niebla. Fotografía: David Gorgojo


Es increíble como pasa el tiempo. Luego de haber concluido algunos asuntos personales que tenía pendientes, me sumerjo en el teclado y el monitor para escribir mi diario personal. Uno de los trámites que por abundancia (saturación, diría yo) de trabajo no hacía, era el cobro de mi devolución de renta en un banco local que reclama lo agropecuario. Esa devolución estaba en la institución financiera desde el miércoles de la semana de Pascua, pero mi escaso tiempo no había hecho posible que yo retirara ese dinero que era mío, y mientras tanto, el banco, estaba haciendo uso de mi dinero, por el cual no recibí ningún interés; pero si yo me atraso en la cuota de mi tarjeta de crédito me cargan mora, comisión e interés. ¡Qué injusticia bancaria!, ¿no creen?

Por eso digo que las instituciones financieras son cacos con liciencia, porque toda mora, interés, comisión, recargo o como le quieran llamar tiene un asidero legal que les permite actuar con libertad. Como vampiros succionan hasta el último centavo del bolsillo proletario. Birlan, y la gente lo ve con buenos ojos, justamente porque la sociedad capitalista ya dictó sus reglas y nos acostumbró a que eso es lo correcto.

Me alejé del punto. Lo que quería decir es que el total de mi devolución, es idéntico al primer sueldo que gané como auxiliar de albañil hace aproximadamente unos veintiocho años. Es idéntico al monto no a la conversión, aunque los colones de veintiocho años atrás quizá sea igual a la devolución en dólares que hoy recibí.

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