La Semana Santa nos tomó por asalto y cayó en el primer trimestre del año. Tuvimos unas vacaciones demasiado tempranas, pero mucho tiempo esperamos para las del mes de agosto. Y la verdad es que sí, el cuerpo se resiente del ajetreo laboral, y sería un Pinocho si dijera que no las esparaba con ansias. Hoy por fin, viernes uno, último día de trabajo y del desfile del correo, que es el inicio oficial de las fiestas patronales de San Salvador. Sólo me queda esperar el día de mi natalicio y el seis, que es la Transfiguración de El Salvador del Mundo, patrono de El Salvador, para luego el siete, regresar con renovadas energías.
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