Fotografía: René Aguiluz
Acabo de pasar frente (y paralelo) a la iglesia católica. Es hora de misa y hay feligreses que se han quedado afuera, porque realmente la parroquia de Los Santos Niños Inocentes se ha encogido en relación con el crecimiento de la población. Esta parroquia es administrada por la orden de San Jerónimo Emiliani.
Hoy el municipio tiene urbanizaciones de gente poderosa, que tiene qué ver con el desarrollo del país. Antes, recuerdo, en esta pequeña iglesia sólo se celebraban matrimonios con la gente pobre del municipio; ahora no, hasta novias en limusinas vienen a dar el sí ante altar y el sacerdote, que ese momento representa a Dios.
Pues bien, decía, que la gente ya no cabe y si en un pretérito la iglesia se hubiera contruido con mayor número de metros cuadrados, en la actualidad, no habría problema de espacio para la feligresía que se acerca a adorar a Dios.
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