domingo, 10 de agosto de 2008

¿Quién debe más?

Balanza. Fotografía: Alejandro Cortés.


La abuela era severa. Llegábamos sudando igual como si nuestros cuerpos hubiesen recibido una tormenta entera. Muy molesta nos reprendía con dureza: "¡Ve, cómo vienen, como si son peroles freídores¡" Más me desagradaba a mí que me llamaran la atención por algo que no merecía; desde entonces dejé el fútbol y me volví más dedicado a otras actividades que no tuvieran nada qué ver con el deporte. Créo que a ella le debo el haberme distanciado de las justas deportivas y de encerrarme más en mí mismo, que luego derivó en los libros y la escritura.

Es una deuda impagable que con ella tengo; pero aún, más insolvente es su deuda para conmigo: sus azotes verbales y físicos me dejaron un recuerdo muy distante de la dulce abuelita.

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