Hay gente servil, que se arrastra a los pies del jefe para alcanzar cuotas de poder. Están dispuestas a convertise en cucarachas para ser pisadas por su superior o a lustrarle los zapatos con la lengua... y todo por sentirse personas de gran valía. Escupen veneno, le echan la culpa de sus propios errores a sus subaltenos; se limpian en ellos, los maldicen, los vomitan y hasta los dejan cesantes.
Más tarde la Ley de la Compensación ejerce su poder, y son ellos los maldecidos, vomitados y cesantes.
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