martes, 28 de julio de 2009

Frank

La mariposa posa en la puerta de Francisco.
Fotografía: Francisco González
Francisco González estudió Leyes en la universidad de los jesuitas. Siendo un niño su madre le regaló La Biblia del niño y, en sus horas de sueño se devoró a Jesús junto a sus doce apóstoles. Fue entonces, que la pasión por la lectura se lo comió a él; ya no pudo parar y por más que quería detener su pasión bibliogrófaga (de comerse a cuanto ser humano estuviese escrito en papel: Adso de Melk, Jean-Baptiste Grenouille y muchos más) ya no pudo (y no puede) ver a los libros como folios encuadernados sino como un banquete de sibarita.
Estudiando con los jesuitas tuvo contacto con Jorge Galán, que lo guio por el camino del cuento. Tiene escritas varias narraciones, las cuales aún no han visto luz pública; son buenas como el pan y tienen un sabor a misterio.
Me menciona el título y autores, que algunas veces desconozco y yo le menciono otras que tampoco él las ha leído. Ambos nos hartamos del pan, que casi nadie está dispuesto a probar.

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