lunes, 3 de agosto de 2009

Una fecha que no es y un nombre que quiso y no fue

Cerveza alemana.
Fotografía: Luis Miguel López Góngora


Mi nacimiento biológico fue ayer, pero civilmente nací hoy. Y todo porque mi padre, que era (digo era, porque ahora, hombre converso tiene a Dios como Dios y el dedo índice de Éste, listo para la reprimenda) muy adicto al lúpulo y a la lija (la cerveza y el aguardiente), el dos andaba en nupcias con ésta y con aquél y pensó, que como era día laboral y no fue a la alcadía a registrame, tendría, como era lógico, de una multa por pagar; pero como siempre, para una enfermedad hay una medicina y para cada problema hay un artificio que aplicar, se dijo que al manifestar ante la funcionaria que mi nacimiento había tenido lugar el tres de agosto, Día del Comercio y asueto remunerado, no incurriría en tal pena, y así fue, porque mi nacimiento quedó registrado el tres y no el dos, como debería ser.
Otro de los aspectos (cómicos, diría yo) en torno a mi nacimiento, es que por haber nacido en una fecha cercana al día del Divino Salvador del Mundo, patrono de El Salvador, me llamarían Salvador. Ahora pienso y digo: ¡Qué feo: me llamarían Chamba! (Chamba, yo lo escribiría con uve y no con be labial, porque de este modo conserva la "v" del nombre original; además, chamba en El Salvador, también le damos el cambio semántico de trabajo, empleo.)
Bueno, en fin, no sé a quién de los dos, si a mi padre o a mi madre se le ocurrió inscribirme y luego bautizarme como Julio César, que sí es un nombre con el me siento muy a mis anchas.


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