lunes, 6 de julio de 2009

Epístola séptima

Série cartas.
Fotografía: Eduardo - Soares


Donde Ana P. G., al siguiente día, en la oficina de correos, remite otra carta que debió ser posdata en la epístola anterior.

J. O.:
La presente epístola debió haberte llegado como una posdata; pero por ser yo quien escribe, pienso que tú sobreentiendes algunas situaciones, cuyo trasfondo necesita de una merecida explicación.
Cuando en mi carta anterior te escribí: “Mi intención era que nos reconciliáramos para que, entre mis padres y yo, no continuara la nota discordante que había alterado nuestra armonía”, me refiero a que mis progenitores estaban furiosos conmigo, porque sin decir agua va te había despachado (creo que eran las cuatro o cinco de la madrugada, un día después del acuerdo obligado) para tu domicilio y porque no sabiendo ellos de mi gran desliz, colegían el derrumbe y fallecimiento de nuestro amor. Aún más, el patronímico familiar quedaba en desventajosa posición por culpa de mi vil actitud.
Por siempre tuya, aunque sea en mi cabeza, atentamente,
Ana P. G.

El Carao, Intipucá, febrero 04 de 2000

No hay comentarios: