Que alce la mano aquél que nunca ha dudado. Si hasta el mismo Jesucristo en el momento supremo de su propia agonía lo hizo. A mí las dudas me sirven para reflexionar y encontrar alguna posible verdad. En más de alguna vez (creo) logro acertar.
martes, 3 de febrero de 2009
¿Quieres mi piel?
¿Quieres mi piel? Te la doy untada de inocencia y de virginidad, cual rosa abierta al amanecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario