viernes, 1 de febrero de 2008

Filosofando sobre el amor (y otros pecados deliciosos)

Es importante amarnos aquí y ahora, porque el más allá no sabemos si existe.

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Hay que saborear el amor y la felicidad como se degusta de un buen vino en la mesa.

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La Historia Sagrada dice que Eva mordisqueó el fruto prohibido (y creo que le encantó muchísimo, porque de lo contrario no hubiera invitado a disfrutar del banquete a Adán), y la Humanidad se encargó de estigmatizarla con el peso de la culpa; pero la gente se olvida (por falta de análisis, de visión o por conveniencia) que el pecado es compartido: Eva no lo obligó a gozar de tremendo ágape genital, lo hizo por convicción, y al final de la obra se sintió feliz y orgulloso cuando su primer disparo seminal pegó en el blanco.

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