domingo, 10 de febrero de 2008

De errores garrafales hasta el irrespeto al autor



Hora del almuerzo. Andrea María ya regresó del colegio. Sobre la mesa está una carpeta.
-- Ahí te mandaron -- me dijo señalando el fólder.
-- ¿Y qué es?
-- Ah, mira pues.
Hago lo que me indica y encuentro la gaceta Cesarita, correspondiente al número 23 del año XII. Me la ha enviado Sor Mercedes para que vea publicado mi poema Dios me ve, que leí en acto público el día miércoles tres de octubre del año recién pasado en ocasión de agregarle a la 3ª Avenida Norte el nombre de la madre Cesarita Esparza.
Lo leo, pero me desconcierta el orden del segundo cuarteto, que no aparece sino hasta el final. También me percato de que todas las iniciales de los versos comienzan con letra mayúscula.
Me parece que el primer error respecto al segundo cuarteto, es adrede, y no me queda otra cosa que pensar que semejante diferencia con el original es una falta de respeto para el autor. Otra: palabras no tildadas, la unión de un terceto con un cuarteto rompen la estructura del soneto. (Aclaro: mi poema no es un soneto perfecto). Pero ahí no termina el cuento: mi apellido ya no es Orellana sino Arellano. De dónde lo sacaron no lo sé, pero una "A" por una "O" al principio y una "o" por una "a" al final cambia todo mi sonoro apellido.
Le comento a Andrea que para la publicación de dicha gaceta no tienen un buen corrector de pruebas. Antes que me pregunte le explico qué es un corrector de pruebas, y ambos estamos de acuerdo en que de haberlo tenido, esa edición sería sencilla, pero pulcra.



08/02/2008, 11:37 p.m.

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