Hay momentos que no se olvidan. Yo recuerdo que hoy, precisamente veintiséis, cumplo catorce años de mis esponsales. Fue hasta hoy por la tarde, en el ajetreo laboral, que en busca de un amigo para que me firmara unos estados financieros me recordé de este día. Catorce años atrás fue sábado y yo, bien acicalado, era reo eclesiático y confeso, esperando el momento de la sentencia. Luego pensé: ¿Cómo pude olvidarlo? Ingrato de mi parte.
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