jueves, 18 de febrero de 2010

Despedida

Ojo quinta do regaleira.
Fotografía: Frank Clemente

Veo correr en tus ojos un río de sangre. Triturado por el dolor, el corazón no cesa de endechar la nota sombría e (in)esperada de la Muerte: tu llanto lloró el óbito de tu joven hermano.
Tus lámparas visuales clavadas en la fosa, hundiéronse en la lluvia. Deseaste irte con él, pero una mano bondadosa te detuvo. Sentías que la vida terminaba con las paladas de tierra sobre el féretro.
Momentos de angustia. Instantes de lucidez. ¿Por qué el Destino acierta en sus desatinos?, te preguntaste. ¿Será que el Destino se ha escapado de las manos de Dios y caprichosamente aplica su justicia con el que nada debe? ¿Son el Destino y la Muerte hermanos gemelos del Cosmos? No. Son el himeneo perfecto del Universo utilizado por el Creador, para atormentar en la Tierra a los espíritus humanos cuya vida útil llegó a la cuenta regresiva, cavilaste. Dios sabe lo que hace, musitaste, confortándote.
Una rosa blanca lanzada a la sepultura fue tu ofrenda; una oración, tu última despedida.


30/08/1997, 10:39 p.m.

1 comentario:

Unknown dijo...

Mi hermanazo,escribir con sentimiento, es darle vida a nuestro escrito, y en este escrito puedo percibir ese sentimiento.¡¡¡felicidades!!!!.