jueves, 1 de abril de 2010

Entre el lápiz y la lectura

La lectura.
Fotografía: Raquel Méndez
Me he levantado a las ocho de la mañana, a ducharme. Tomé el desayuno y después, una libreta de papel bond tamaño gigante para elaborar unos dibujos, que luego pintaré en un lienzo. Pero primero, tendré que tensar la tela en el bastidor y luego prepararla para el dibujo y la pintura.
He tensado la tela; ahora aplico la primera capa de pintura mezclada con pegamento blanco.
(En el ínterin del secado, retomo la lectura de Días del Arenal, de Soledad Puértolas.)
Seca la tela, doy la segunda capa.
(Y mientras el aire y los fortísimos rayos del sol hacen lo suyo, vuelvo a las páginas de Días del Arenal.)
Y así he pasado la mayor parte del día, entre las capas de pintura y la lectura sin mayores sobresaltos, que el tiempo ha pasado raudo sin que yo me dé cuenta y de pronto, tendré que alimentarme a la hora meridiana.
(Me olvidaba de decir, que casi todo el tiempo los audífonos han estado pegado a mis oídos como parte del cuerpo: la música de Manolo García me ha acompañado. Mi estudio ha sido la Naturaleza misma: en torno mío están dos árboles de mago, un olivo y un arbusto de mirto, que año con año prodiga sus ramos de hojas para el altar del Viernes Santo. ¡...Ah, un mango me golpeó en la parte trasera del cuello, que sólo porque sé que el árbol es inocente y no tiene madre, no se la menté!)


Jueves Santo, 01/04/2010, 1:30 p. m.

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