sábado, 3 de abril de 2010

El colgado

El ahorcado.
Fotografía: Eugeniol Siliceo Aguilar

Es una tradición casi generalizada, de que, cada Jueves Santo, Judas aparece colgado de una soga atada a un árbol, y este hecho, en cumplimiento al texto bíblico que dice: Entonces él, arrojando las monedas en el templo, se marchó y fue a ahorcase, Mateo 25,7.
En mi ya pasada niñez, atrás de donde ahora está La Despensa de don Juan, había un cafetal con elevados galileos y de la parte más cimera aparecía guindado del cuello, como pago, aplicado por mano propia, por su traición.
Aquí y ahora, en Antiguo Cuzcatlán, lo cuelgan en la Plaza Mayor (llamémosle así, porque ya me cansé de decir "la antes llamada Plaza de las Ciencias"). Siempre quedaba suspendido de un cortés blanco, ahora lo han colgado del árbol llama del bosque, llamado "meón".
Es un Judas adaptado a los tiempos modernos: calza tenis, viste pantalón de mezclilla y una camisa manga larga para soportar los violentos rayos del sol. El rostro, es el de un anciano de cabello y barba níveos. Está demacradísimo y su cara está arrugadísima, que parece se le va a caer. Es un milagro (para castigo de él) que, con más de dos mil años su cara no haya sido carcomida por los gusanos.

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