Anoche mismo las huestes romanas han aprehendido a Jesús. A la cabeza iba Judas, el traidor, que por treinta monedas de plata ha vendido a su Maestro. Han llegado con antorchas, espadas y la prepotencia a voz de cuello, y lo han cogido como a un bandolero o violador de niñas. Judas mismo ha sido el delator, diciendo que la reunión tendría lugar en el "Huerto de los Olivos" y que con un beso, dejaría en evidencia sobre quién era el hombre-problema, que inestabilidad estaba causando en el Imperio.
Pero todo lo sucedido ya era ficha cantada. El mismísimo Jesús hizo la delación en la última cena que tuvo con los apóstoles, y ese, precisamente, es el supremo momento en que para la Iglesia, quedó instituida la Santa Eucaristía.
Ahora mismo ha amanecido frente a la parroquia, en un huerto artificial y atado a gruesas cadenas, como un perro rabioso, que no quieren que se escape, porque quieren darle muerte. Viste túnica roja y un dejo de tristeza en su rostro.
Pero todo lo sucedido ya era ficha cantada. El mismísimo Jesús hizo la delación en la última cena que tuvo con los apóstoles, y ese, precisamente, es el supremo momento en que para la Iglesia, quedó instituida la Santa Eucaristía.
Ahora mismo ha amanecido frente a la parroquia, en un huerto artificial y atado a gruesas cadenas, como un perro rabioso, que no quieren que se escape, porque quieren darle muerte. Viste túnica roja y un dejo de tristeza en su rostro.
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