Doña Vilma Martínez está pintando la iglesia de San Juan Bautista, de Opico. Ya lleva varias sesiones en el afán de querer dejar terminado el cuadro con todos sus detalles. En la pintura se puede apreciar a la iglesia con toda su manificencia: ambas torres, la del campanario y la del reloj; sus hornacinas exteriores, la plaza, una glorieta y unas palmeras que parecen guardianas del templo. (Poco hace falta para ver al cura paseando por las aceras de Opico y a los feligreses atravesar el umbral del templo.)
Doña Vilma es maestra, una muy buena amiga y magnífica persona que, siendo de Santa Rosa de Lima ha adoptado a San Juan Opico como si fuera suya.
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