Si en la abundancia no hubiera abierto la válvula para gastos innecesarios, el problema de iliquidez no sería el fantasma que roba en sus cuentas, mi señor, y de seguro, no estuviera en "menudo" aprieto de no poder pagar los salarios del mes. Y si a este hecho le sumamos las manos gordas de billetes que se introdujo en el bolsillo, porque usted, mi señor, no quería que desaparecieran en otras manos, habría fondos, más que suficientes para liquidar las deudas y respirar tranquilo. Pero con todos los hechos económicos que no llegaron íntegros a su destino, deja en tan mal estado de salud las arcas de su "pequeña" hacienda, y esto, mi señor, perdone mi exceso de confianza, se lo digo como una sana crítica y confío en su buen caletre para que lo tome como se lo estoy manifestando, sin que la albarda se le vaya de un lado y por favor, se lo ruego, no vaya a escarmentarme. Y como dice el refrán: "En arca abierta, el justo peca." Pero qué, usted mi señor, de justo no tenía nada cuando por pocos pelos ganó la silla y tampoco era un santo, porque sólo recuerde... bueno, pero esa es harina de otro costal. Por favor no se ponga fúrico: respire profundo, mi señor, y cuente hasta diez. Yo sé que la verdad duele, pero tengo que decírsela, porque los súbditos ya estamos cansados de callar.
Que alce la mano aquél que nunca ha dudado. Si hasta el mismo Jesucristo en el momento supremo de su propia agonía lo hizo. A mí las dudas me sirven para reflexionar y encontrar alguna posible verdad. En más de alguna vez (creo) logro acertar.
viernes, 29 de mayo de 2009
lunes, 25 de mayo de 2009
Anacronismo religioso: una justificación (no) válida
La nota (o notas) que escribiré después de esta (y otras) entrada tuve que haberla escrito hace más de un mes; mas hubo razones que me obligaron a postergar mi crítica sobre el Vía Crucis Viviente, que los jóvenes de la parroquia prepararon. Uno, porque estuve como una madre, pujando para parir a mis criaturas literarias. Dos, porque la representación de los Días Santos fue filmada por gente de la parroquia y esperé con ansias la película ya en formato DVD; sucedió que, después de Semana Santa a Milton, el que con cámara en mano grabó al estilo La Pasión, de Mel Gibson, tuvo un hecho casi inesperado: falleció su progenitor. Y digo casi, porque de seguro, él y su familia ya esperaban el golpe traidor. Y tres, porque a Silvia Argentina, la organizadora del Vía Crucis Viviente no me proporcionó el reparto de actores que le solicité; yo quería, con la intención de que quedara historia de quiénes participaron en la obra, el reparto para registrarlo en mi blog. Pero nunca obtuve de su parte, el tan deseado listado del elenco ni una justificación válida que me hiciera esperar un poco más. Y por eso he decidido escribirlo sin señalar mayores detalles sobre quiénes participaron en el Vía Crucis Viviente.
domingo, 24 de mayo de 2009
Reclamos gratuitos (y hasta ofensivos)
Fotografía: María Micoletán
Ciertamente en los comentarios de los blogs, algunas veces, hay reclamos gratuitos (y hasta ofensivos) por el uso de fotografías. Esto me pasó en la crónica titulada Miércoles de confesiones, escrita y publicada el ocho de abril de este año.
Fue Rodolfo Angulo, autor de la fotografía "Confesiones", quién me hiciera un reclamo bastante subido de tono. Dice entre otras cosas, que por qué tomé su fotografía sin permiso y que de dónde la usurpé. En primer lugar, Rodolfo, si revisamos la definición que ofrece el Dicionario de de la Lengua Española, inferimos que no he cometido usurpación como tú a voz en cuello casi lo gritas. Es muy grave tu afirmación y hasta ofensiva, ¿no te parece? Y realmente no comprendo el por qué de tu molestia, pero para quitarte un poco la niebla que te ofusca el entendimiento, con una analogía, trataré de explicarte el segundo caso: Si cualquier persona, puedes ser tú, puedo ser yo, está redactando su tesis de grado nunca terminaría de presentarla al jurado, mucho menos la defendería, porque tardaría años y años en solicitar el permiso o autorización de los autores y títulos de textos que cita en su extensa bibliografía. ¿No te parece engorroso e ilógico hacer esto, si basta con sólo citar al autor, la fuente y otros pormenores, Rodolfo?
Transcribo las dos acepciones sobre el verbo usurpar, que el Diccionario de la Lengua Española define: "1. tr. Apoderarse de una propiedad o de un derecho que legítimamente pertenece a otro, por lo general con violencia." Y "2. tr. Arrogarse la dignidad, empleo u oficio de otro, y usarlos como si fueran propios." Sólamente haz click en el ícono del disquete de tu memoria y procura que no se borre a voluntad.
Como puedes apreciar no me he apropiado de algo que no es mío y tampoco lo he hecho con violencia. He escrito tu nombre y el título de tu obra al pie de la fotografía y su intención no ha sido con fines comerciales. Así que, ni siquiera el derecho te asiste para decir que usurpé tu trabajo.
Créeme que no pensaba contestarte; más bien me guié por aquello del refrán: "A palabras necias, oídos sordos." Y con eso me bastaba; pero sin tan ofendido te sientes, borra tú el comentario y yo elimino tu fotografía. Y quedamos a mano, como si nada pasó.
domingo, 17 de mayo de 2009
Contadores, recuerden a su santo
Los contadores pueden hacer sus cálculos en paz al amparo de su santo patrono. La Iglesia no podía nominar alguien más, que a aquél publicano recolector de impuestos; pero como todo viene por partida doble, también tenemos al que las ciencias económicas han dado por llamar "Padre de la Contabilidad", fray Luca Paciolli.
No puedo imaginarme cómo es que hacían sus cálculos aritméticos: quizá como se ha hecho hasta ahora. Pero cómo eran sus números (en el caso del publicano): el número dos como un patito, el tres como un zope o el cuatro como una silla patas arriba. Les aseguro que no lo sé. Pero sí les aseguro que fue la gente de la mismísima Iglesia, que produjo a sendos hombres de la ciencia contable.
Mi enhorabuena para todos aquellos que se dedican, por pardida doble, a cuadrar cuentas de las sociedades de hecho y de derecho.
viernes, 1 de mayo de 2009
El Profesor
Fotografía: Raquel Méndez
Ayer fue el último día de trabajo del Profesor. Empacó sus pertenencias por la mañana y, como a eso de las once, a puerta cerrada (me recuerda a Jean-Paul Sartre: la diferencia estriba en que el Profesor no es exponente del existencialismo ni del marxismo humanista sino del catolicismo humanista), se despidió de las personas que estaban a su cargo. De todo él emana un aire de pulcritud (aquí entre nos, quizá hasta de santidad), que contagia a aquél que se le acerca; derrama hasta consejos para el que se lo pida. Es un hombre, de esos que, la extinción ya ha hecho mucho: él es uno de los pocos que quedan, porque su actuar y caminar es sobre la línea recta.
Ha hecho un trabajo decoroso, sin dobleces. Todo un hombre de trabajo limpio no merece irse como se fue, sin que se le avisase con antelación que él ya no figuraría en la planilla y hacerlo presentar todos los requisitos, como si en realidad, su nombre y su persona estarían, de nuevo, en la plana mayor.
Ha hecho un trabajo decoroso, sin dobleces. Todo un hombre de trabajo limpio no merece irse como se fue, sin que se le avisase con antelación que él ya no figuraría en la planilla y hacerlo presentar todos los requisitos, como si en realidad, su nombre y su persona estarían, de nuevo, en la plana mayor.
Para el profesor Rafael Gallardo
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