En esa vastedad que se llamaba Edén, el hombre se sintió solo. El sueño se coló en sus ojos y entonces, vino el amor y el hombre lo hizo suyo y suyo, también, lo hizo Eva, porque ella era su complemento. La soledad había terminado.
Que alce la mano aquél que nunca ha dudado. Si hasta el mismo Jesucristo en el momento supremo de su propia agonía lo hizo. A mí las dudas me sirven para reflexionar y encontrar alguna posible verdad. En más de alguna vez (creo) logro acertar.
miércoles, 31 de marzo de 2010
sábado, 27 de marzo de 2010
Judith
Ayer estuvo Judith en la oficina. La intención era presentar una nota en la cual solicitan ampliación de horarios y mayor cobertura geográfica de su publicidad en el municipio. Traía enfundado un atuendo nigérrimo, que le hacía resaltar el color de su piel. Caminaba con donaire, que parecía que el viento no la tocaba, o mejor dicho, que éste estaba a su favor llevándola muellemente por los aires. Venía radiante, hermosa, bellísima... como siempre.
viernes, 19 de marzo de 2010
La cita con el odontólogo
Hoy iremos con Andrea María donde el odontólogo. Le hará una limpieza dental y un relleno en la molar número uno. Dice el facultativo que Andrea se ha cuidado mucho la dentadura y que, por el momento, no necesita frenos.
Andrea se puso un poco nerviosa, como es natural, pero lo superó. A finales de este año la verá de nuevo, porque quiere ver si los dos colmillos ya han bajado lo suficiente y dictaminar que ya está lista para los frenos.
Hasta la nueva cita, doctor Mendoza.
Andrea se puso un poco nerviosa, como es natural, pero lo superó. A finales de este año la verá de nuevo, porque quiere ver si los dos colmillos ya han bajado lo suficiente y dictaminar que ya está lista para los frenos.
Hasta la nueva cita, doctor Mendoza.
jueves, 18 de marzo de 2010
Citando a Edmundo Valadés
Se rascan la cabeza y vuelven el rostro a buscar lo que iban a decir, como si la idea se les hubiera escondido en algún rincón, en los ojos de un compañero o arriba, donde cuelga un candil.
La muerte tiene permiso, Fondo de Cultura Económica, cuarta reimpresión, 2006, México, páginas 8 y 9.
viernes, 12 de marzo de 2010
Deceso
Ayer, pasadas las siete de la noche, murió la poetisa y ensayista Matilde Elena López. Había sido internada en el Hospital Médico Quirúrgico del ISSS, el 24/02/2010 y posteriormente, trasladada al Hospital de Especialidades.
Lo supe hoy, por medio de La Prensa Gráfica, en la página 24, reposaba la nota luctuosa.
Lo supe hoy, por medio de La Prensa Gráfica, en la página 24, reposaba la nota luctuosa.
lunes, 1 de marzo de 2010
Yo, el infame
Hoy por la mañana me visitó el señor Carlos Chicas. Su visita obedecía, justamente, a que necesitaba la explicación de un proceso administrativo, y la persona indicada para hacerlo era nada más y nada menos, que el encargado de esa área. El verbo iba y venía de boca en boca y entre dicha conversación surgía algún punto que no tenía ningún parentesco con el tema que lo había convocado hasta mi oficina.
-- ¿Cómo va con la pintura, Julio?
Mi respuesta fue que bien, que tiempo me hacía falta para mejorar mi técnica.
Seguimos con el asunto que a él le interesaba. Luego vino, justamente, la mención de una pintura de mi autoría que, por el sino que siempre se atraviesa en mi bondadosa existencia, estaba a disposición del buen don Benjamín. Para sorpresa mía, el señor Chicas se mostró tan dispuesto a verla, como la pintura hecha por mis pinceles a dejarse adquirir. A adquirir, sí a adquirir, porque se fue con él y no volví a verla jamás.
(Así, entre nos, lo infame, de mi parte, de esta transacción, es que no fotografié el cuadro antes de venderlo.)
-- ¿Cómo va con la pintura, Julio?
Mi respuesta fue que bien, que tiempo me hacía falta para mejorar mi técnica.
Seguimos con el asunto que a él le interesaba. Luego vino, justamente, la mención de una pintura de mi autoría que, por el sino que siempre se atraviesa en mi bondadosa existencia, estaba a disposición del buen don Benjamín. Para sorpresa mía, el señor Chicas se mostró tan dispuesto a verla, como la pintura hecha por mis pinceles a dejarse adquirir. A adquirir, sí a adquirir, porque se fue con él y no volví a verla jamás.
(Así, entre nos, lo infame, de mi parte, de esta transacción, es que no fotografié el cuadro antes de venderlo.)
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