Que alce la mano aquél que nunca ha dudado. Si hasta el mismo Jesucristo en el momento supremo de su propia agonía lo hizo. A mí las dudas me sirven para reflexionar y encontrar alguna posible verdad. En más de alguna vez (creo) logro acertar.
viernes, 1 de octubre de 2010
Citando a Baltasar Porcel
Su grito, una lanza vibrante clavada en el sol de la tarde, me detuvo.
* * *
La señora Cronac, con su rostro que parecía una acartonada máscara de horror, contemplaba a su hija.
Los alacranes, Plaza & Janes, S.A., 1974, España, páginas 19 y 20, respectivamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario