Hoy es y ha sido un día macabro. Casi al filo del mediodía me he enterado de que Highlander anduvo merodeando el departamento. Este mes (y exactamente este día) se dio gusto cortando cabezas. Cortó la de Juan y la de Griselda. Pobre Gris y pobre Juan, porque ambos estudian en la universidad y tienen pagar la cuota mensual. Quedarse sin empleo a estas alturas del partido, si que es una gran calamidad.
Gris se despidió de mí con un sentimiento que sólo lo sobrepasa María Magdalena, y a Juan, ya no lo vi, pues andaba de la seca a la Meca, sacando firmas (¡cosas de trabajo, no!) y arreglando diferentes problemas.
Pues ni modo, me voy sin despedirme de Juan. A ambos les deseo lo mejor en la vida.