Y tu nariz respingada.
Fotografía: Lina María y Álvaro
El mes pasado alguien, en mi tierra, también a mí me dijo: Me gusta tu nariz y me gusta tu cuerpo. Yo le supliqué que me lo dijera1 por escrito. Y lo conservo. Para enseñártelo de vez en cuando, por supuesto.
* * *
Leí este verano que a una presentadora de televisión americana tuvo que indemnizarla, con medio millón de dólares, la empresa que la había despedido, en 1981, por demasiado vieja y demasiado fea. Y fue contratada en diciembre del 80. ¿Es posible que en ocho meses desmereciera tanto?
Antonio Gala, Cuaderno de la Dama de Otoño, Círculo de Lectores, España, 1987, pp. 28 y 29, respectivamente.
1 Antonio Gala debió escribir que me lo dejara por escrito, porque lo dicho, jamás se puede mostrar a alguien, a menos que esté por escrito. ¿O será una errata que se le pasó a la persona que levantó el texto y el corrector de pruebas tampoco lo vio? Más bien así me lo parece, y sólo así, Antonio Gala saldría bien librado de tan vergonzosa situación.