Este día, Andrea cumple doce años. Como nada, el tiempo ha hecho lo suyo y Andrea se está volviendo toda una señorita, que me sobrepasa un poco el hombro.
Hubo celebración: pizza, bebidas gaseosas y pastel. Estuvieron los padrinos de bautizo, tías, primos, la alcaldesa del municipio y por supuesto, el padre y la madre de Andrea.
Andrea sopló las velas y el pastel que alcanzó para todos y hasta sobró.
(Recuerdo que el día en que nació fue un miércoles y ahora, cuando cumple los doce, jueves. Tiempo después de su nacimiento elaboré una nota y sólo hasta hoy que tengo el blog, la subí a esta página. La nota fue titulada El teatro estaba en sus venas. Aunque en realidad, tenía otro nombre cuando la escribí, preferí titularla de modo diferente, porque el anterior título no acababa por convencerme.)
¡Felicidades Andrea!
Hubo celebración: pizza, bebidas gaseosas y pastel. Estuvieron los padrinos de bautizo, tías, primos, la alcaldesa del municipio y por supuesto, el padre y la madre de Andrea.
Andrea sopló las velas y el pastel que alcanzó para todos y hasta sobró.
(Recuerdo que el día en que nació fue un miércoles y ahora, cuando cumple los doce, jueves. Tiempo después de su nacimiento elaboré una nota y sólo hasta hoy que tengo el blog, la subí a esta página. La nota fue titulada El teatro estaba en sus venas. Aunque en realidad, tenía otro nombre cuando la escribí, preferí titularla de modo diferente, porque el anterior título no acababa por convencerme.)
¡Felicidades Andrea!