El dieciséis de junio, un día antes del Día del Padre, fuimos con mi padre y mi hermano a un restaurante a festejar. Un día después, Andrea me entrega una tarjeta hecha con sus propias manos y en la cual me desea felicidades y toda suerte de bendiciones. ¡Muchas felicidades a todos los padres en su día!
Que alce la mano aquél que nunca ha dudado. Si hasta el mismo Jesucristo en el momento supremo de su propia agonía lo hizo. A mí las dudas me sirven para reflexionar y encontrar alguna posible verdad. En más de alguna vez (creo) logro acertar.
martes, 18 de junio de 2013
jueves, 13 de junio de 2013
El recuerdo de una charla
Si mal no recuerdo, hoy a las ocho de la noche estaré cumpliendo un mes de haber hablado por teléfono con mi prima Bárbara. Me alegró su voz dulce, su amabilidad y su gesto generoso para con mi familia. Que recuerde, una vez la vi, cuando vino con mi tía de Estados Unidos: quizás tenía entre seis u ocho años. Tenía la piel clara y un cuerpo delgado. No nos hablamos. Tal vez esperé que ella lo hiciera o que mi tía María nos presentara, pero no se dio ni una ni la otra opción; así que fuimos dos primos mudos, que no tenían nada que decirse o contarse. Ahora que lo pienso, creo que fue por la diferencia de edades: yo tendría entre dieciséis y dieciocho años.
Pero ahora que lo pienso, que bien me sentí hablando con ella y saber de mis demás parientes. Fue una noche inolvidable en la que hablamos cerca de una hora. No sé si ella, pero hasta la fecha, yo aún estoy feliz de esa charla entre primos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)