Estudiaba música en la capital; ahora su música esan los estampidos de los disparos y el tableteo de las ametralladoras cuando los pequeños grupos dispersos de la Armia Krajowa, el ejército nacional, atacaban al enemigo en emboscadas, al modo de los partisanos. pp. 5 - 6
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El huesudo rostro de la mujer alta se deforma en una risa desencajada. p. 20
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El día es diáfano y soledado. Se inicia la primavera, pero en el laberinto de los corresdores subterráneos reinan la oscuridad y el frío. p. 21
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Los consumidos y humillados prisioneros llevaban trajes rayados y la estella de David amarilla. p. 32
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No es sólo la comida deficiente lo que consume al hombre; también la falta de libertad, el hecho de estar aislado y expulsado de la sociedad... p. 38
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Ustedes conocen mi principio fundamental: el mejor polaco es el polaco muerto. p. 46
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En el pueblo queda sólo un retén, y el comandante con su Estado Mayor. Dirlewanger prefiere quedarse en segundo plano. Si se producen violencias y los llamados actos de crueldad, él tiene la excusa, empleada ya varias veces con éxito, de que no estaba presente. p. 47
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En el horizonte, por el Este, una pálida banda de luz anuncia el amanecer del nuevo día. p. 48
La brigada de los malditos, primera edición: enero 1964, Barcelona, España.