El vapor Colombia
Fotografía: Alexander Aldana
" --Tal como me llegó, yo os lo digo a vosotras. Salió una barca a un lago. Sobre la barca montaba un hombre llamado Jesús, en compañía de sus amigos. Ya en medio del lago, se levantó una tempestad. Y es que nosotras, las nubes cúmulos, y en especial, como siempre, las nubes nimbos, azotadas todas por un vendaval espantoso, lanzábamos agua por boca y nariz hasta reventar". p. 36.
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"Gustó mucho la ocurrencia a todos los habitantes del reino de la nubes y por eso lo aplaudieron, aunque de forma sorda para no dañarle los tímpanos".
Los cirros se encaramaron rápidamente a las alturas y como se arroja lejos el sedal de una caña de pescar en el acantilado, así lanzaron la mirada aguda hacia las tierras del oeste". p. 40
Los cirros se encaramaron rápidamente a las alturas y como se arroja lejos el sedal de una caña de pescar en el acantilado, así lanzaron la mirada aguda hacia las tierras del oeste". p. 40
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"Por eso se había quedado a medio montar en los potros de la escritura y de la lectura". p. 86
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"Y un escalofrío intenso recorrió el alma blanca de aquel niño negro". p. 87
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"¿Para qué llevaba el hacha: para herir al culpable del incendio o para cortar las llamas". p. 93
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"No tardó ahora en ver cómo se abría lentamente la puertecilla cercana al tambor de la rueda de empuje; una puertecilla que chirrió como con miedo". p. 96
Jesús María Merino Agudo, El "Celeste" (Premio El Barco de Vapor, 1988), Ediciones SM, quinta edición: septiembre 1995, España.